19. Tinta.

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En Noruega vive el mejor tatuador del mundo, pero no mucha gente quiere tatuarse con él.

Será porque siempre le está regalando dedos de pescado a los niños y los adultos tienen miedo de sus intenciones. Aunque los infantes se ríen cuando lo ven, les hace gracia la larga y colorada barba ensortijada que le cuelga desde los bigotes hasta el ombligo.

Será porque lo consideran un poco pretencioso. Las únicas condiciones para poder hacerse un tatuaje, es que sin importar el diseño, él escoja dónde hacerlo, y además, pueda firmar su obra de arte al final. 

No tiene muchos clientes, y nadie sabe cómo se sustenta... hasta a veces dicen que vende drogas, o que trafica alguna mercancía ilegal.

Pero alguna que otra vez le cae un cliente que acepta cualquier condición, y por eso no lo echan de la ciudad.

A él le hace ilusión oír tintinear la campanita de su negocio, y más contento lo pone que alguien se acueste en su sillón para dejarse tatuar. Con el dinero que recauda compra comida y dona a causas benéficas por los mares, porque no necesita nada más. 

Y de vez en cuando regresa algún cliente a preguntar por la firma. Porque esperan un firulete elegante y estrafalario como la calidad de su arte, y se sorprenden de solo encontrar una línea en vertical pequeña como una mala apoyatura de la aguja. 

Él solo sonríe y les dice que no es la importancia de la firma, sino la calidad del material. Porque esa... es una tinta especial. Una que es solo suya, que no encontrarán en otro lugar.

Los clientes se van, y llegan otros, y todos se intrigan por la línea vertical de la firma. 

Y no lo descubren sino hasta el final de sus vidas, cuando aparece la muerte ante ellos a cobrar su servicio y se frustra por tener que esperar.

El mejor tatuador del mundo tiene la habilidad de ver dónde la muerte dará la estocada, dónde se anuda el hilo de la vida que se va a cortar al final, qué parte del cuerpo será la que fallará o atacarán. Allí deja el dibujo que más le guste al cliente, y la firma... es una hora más.

Una hora que la muerte reconoce y les da para finalizar asuntos sin resolver, dar algún mensaje especial, o hacer aquello que no tuvieron tiempo de cumplir o facilidades de hacer en vida.

Es un obsequio del dueño de la tinta especial. Es porque el Kraken está aburrido de nadar en los mares y encuentra felicidad en darle un poco más de vida a los hombres que a pesar de sus pretenciones, se quieren tatuar.

No mucha gente quiere tatuarse con el mejor tatuador del mundo, y es una suerte, porque no todos merecen la tinta de aquel calamar.


¡¿Ya es Octubre de nuevo?! - Fictober 2021Where stories live. Discover now