Vladimir Putin y el Tesoro de Baba Yaga 5

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Muñecas, monedas, espías, sociedades secretas y ahora gatos mensajeros... Todo este asunto es demasiado truculento para el gusto de Igor. No es que sea un cobarde, medita mientras camina en la oscuridad de la calle, sino que es un "cobarde gourmet" alguien que ya se ha probado en varios frentes de la vida y que no debe estar probándole nada a nadie.


El bendito ascensor está dañado de nuevo; exhala un suspiro de resignación y sube por las escaleras, afortunadamente vive en el segundo piso.

—Gato hijo de ...

Igor es sorprendido de nuevo por un gato: está vez el animal sube la escalera corriendo y se detiene frente a la puerta de su vecina de enfrente.

— Misú, Misú. —El gato se acerca a Igor, que se sorprende cuando se da cuenta que es el mismo que usaron para entregarle el mensaje.

—Merlín —Una peliroja pecosa, de acento extranjero, sale del apartamento— ¡allí estás! ¿Dónde has estado?

El gato se desentiende de Igor y se deshace en mimos con la peliroja.

— ¡Espero que no lo haya molestado! —Dice y ríe con una risa cristalina que a Igor le recuerda el murmullo de la fuente mágica que el hubiera descubierto en su niñez...

—No, pero me asustó al saltar en un auto estacionado en la calle.

—¿Si? —Esta vez ríe con ganas— ¡Gato malvado! —Se escucha un ruido que viene del apartamento de la esquina.

—Lo dejo, ahi viene Karolya.

La muchacha se recuesta del dintel de la puerta por un momento. Igor ve la linea suave y delicada de su hombro; sus ojos verdes en un rostro pecoso enmarcado en su cabello pelirojo.

—No se preocupe, buenas noches.

Igor piensa en lo entrometida que es Karolya y se molesta con ella. Saca su llave y abre la puerta de su apartamento. Por fin estoy en casa, piensa Igor, que se echa en el sofá. Luego de un momento se levanta, va a su cuarto, y al encender la luz ahoga un grito al ver lo que han hecho en su dormitorio.

Vladimir Putin y el Tesoro de Baba YagaWhere stories live. Discover now