había pasado un año, un año de aprendizajes y crecimientos, de temores vencidos y sueños logrados siempre acompañado de aquella pequeña figura que le tomaba la mano con cariño y le besaba los labios con tanto amor que harry creía imposible volver a querer a alguien más.
estaba decidido, estaba decidido a poner una mordida en su cuello porque el lazo hace mucho tiempo estaba atado a ellos ayudándolos a crecer, a quererse y a valorarse.
cuando el omega golpeó su pecho ofendido al verlo tan distraído harry sonrió.
"no me estás escuchando." refunfuñó el castaño con el ceño fruncido y los brazos cruzados.
"quiero morderte." susurró mirando a los zafiros del omega.