Dos.

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El cielo se estaba cayendo. Literalmente.

Venían de derrotar a un par de demonios y nuestros protagonistas habían quedado atrapados en una tormenta que parecía solamente empeorar, el lado positivo es que cerca de donde se encontraban había un pequeño pueblo, por lo cual tanjiro y zenitsu juntaron dinero para pagar una habitación en un pequeño hostal y así poder pasar la noche... inosuke simplemente les había dado unas cuantas monedas, pero es más de lo que esperaban kamado y agatsuma.

Eran pasadas las 2 de la madrugada cuando llegaron al hostal, el trío se había dado un baño y habían comido un poco. Hashibira tocó futon y se desconoció con todo el mundo, cayó como una piedra, los demonios no fueron mayor problema, pero igual habían quedado agotados.

Tanjiro se encuentra hasta el fondo del cuarto vendando uno de los brazos de nezuko, ambos sabían que eso no era necesario puesto que las heridas de la chica sanarian rápido, pero igual le hacía mucha ilusión a la demonio que su hermano la cuidara de esa forma, y el mayor no era nadie para negarle la ilusión a su hermana.

Para cuando tanjiro terminó de vendar a nezuko, esta rápidamente se quedó dormida, la deja a un lado de su caja (lo más lejos posible de la ventana), le pone una cobija encima y en momentos así no puede evitar ponerse un poco nostálgico.

Comienza a recordar cuando su madre lo arropaba de esa misma manera cuando estaba más chiquito, recuerda que posteriormente después él comenzó a hacer lo mismo con con nezuko y tiempo después ambos eran los encargados de hacer dormir a sus hermanitos. Acaricia con cuidado el cabello de la menor y no puede evitar que sus ojos se llenaran de lágrimas.

Que momentos, donde estaban los 6 acostados en la oscuridad, mirando al techo, contando historias y leyendas, con la única preocupación de tener que dormir para despertar temprano...

Inevitablemente unas cuantas lágrimas cayeron de sus ojos y fueron a parar al pálido rostro de la chica, pero esta ni se inmutó.

-lo siento tanto...- se le escapa de la boca. Tanjiro no es alguien que se mortifique ni se culpe, pero hay días en los que es inevitable pensar que si tal vez, no hubiese dormido en otro sitio ese día, hubiera podido hacer un cambio.

-¿tanjiro?- la lluvia caía a mares, el sonido de los rayos era constante, el rubio tenía sus orejas cubiertas con sus manos, estaba hasta el otro lado de la habitación y aún así pudo escuchar el frágil susurro de kamado. Aveces su oído era una cosa pero barbara.

El rubio, el cual se encontraba al lado de la ventana mirando el cielo llorar, se pone de pie y camina en dirección al pelirrojo, aun manteniendo sus palmas en sus orejas. El menor rápidamente se limpia las lágrimas y se pone de pie cuando el rubio llega a su lado

-¿todo bien?- pregunta agatsuma

-claro, todo está perfecto- responde con una sonrisa de lado

Ambos guardan silencio cuando el sonido de uno de los rayos suena más fuerte de lo normal, causando que zenitsu cerrará sus ojos unos segundos y pegara un pequeño brinco

-¿tu estás bien, zenitsu?

-no es necesario que me mientas, tanjiro- el contrario abre los ojo un poco ante la afirmación del mayor, no había ni una pizca de duda en su voz -tu sonido suena triste y... culpable, no tienes que contarme si no quieres, pero está bien sentirse mal, ¿sabes? Mi abuelo decía que si no lloras, en un punto te ahogas.

Tanjiro lo mira a los ojos unos segundos y sonríe, esta vez con sinceridad.

-ya veo, ¿esa es la razón por la cual siempre estás llorando?

¿Así Se Siente El Amor?. ♧tanzen inozen♤Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum