Epilogo. (Parte final)

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El calor acogedor de su hogar los recibe. No era una casa exageradamente grande, principalmente porque ninguno se sentía cómodo con tanto espacio, pero tampoco se trataba de una casa muy pequeña. Era perfecta, era cálida, era suya.

Hubo un pequeño incidente al entrar por la puerta, y es que Inosuke no había medido distancias y Zenitsu se había terminado golpeando la cabeza contra el marco de la puerta. Por unos instantes se olvidan de porqué habían regresado tan rápido a su hogar, y solo se dedican a reírse a carcajadas.

Y aquello era suficiente para sentir sus corazones llenos, no necesitaban algo más aparte de la compañía contraria.

Zenitsu es puesto en el suelo mientras se seguía acariciando la cabeza, y esto se debe a que Hashibira es incapaz de seguir de pie por culpa del ataque de risa.

-Lo hiciste a propósito, ¿No?

Reclama el rubio con el seño fruncido, pero con una radiante sonrisa en su cara. Tanjiro, que de igual forma tampoco podía contener las carcajadas, apoya su mano en la zona del golpe y acaricia un poco.

-Si hubiera sido a propósito, te hubiera dado más duro.

Logra decir entre risas el de ojos esmeraldas, agarrándose a una pared para poder retomar un poco de aliento.

El rubio chasquea la lengua y comienza a alejarse en dirección a la habitación que compartían los tres justo después de amenazar a Hashibira con que lo iba a dejar durmiendo en el sofá, dejando a sus prometidos en la entrada de la casa.

Enciende la luz al entrar y la habitación aparece ante sus ojos, y un sentimiento cálido lo invade en el pecho; dentro de poco iba a dejar de ser una habitación ordinaria y pasaría a ser la habitación matrimonial.

Sonríe como el tonto enamorado que es, y sus mejillas se tiñen de un rosa suave cuando se de cuenta de que efectivamente estaba actuando como un tonto enamorado. Se pone a recordar los sucesos de hace apenas horas, y aún le parece irreal que aquellos chicos que en su momento fueron sus mejores amigos le hayan pedido matrimonio. Estaba comprometido, felizmente enamorado, y si se lo hubiesen contado a su yo de 10 años, el pobre chico no lo hubiese creído.

Ahora mira sus manos, sus dedos, los anillos. En su mano derecha estaba el anillo que le había dado Tanjiro, que era de un color plateado tan claro que asemejaba el color de las perlas. El de Inosuke se encontraba en su mano izquierda, y brillaba en un color dorado tan reluciente que parecía el mismo sol. Sus mejillas se ponen aún más coloradas al mirar lo precioso que eran los anillos, el no era materialista en lo más mínimo pero era delito no aceptar la belleza de esas joyas que ahora eran suyas y que representaban el futuro enlace que iba a tener con sus parejas.

Siente unas manos en su cintura y sonríe cuando el primer beso aparece en su cuello.

-Ya, ya... lo siento, no me dejes dormir en el sofá.

Murmura el de ojos verdes mientras se embriagaba del olor leve a duraznos que tenía el cabello rubio de su pareja.

-No lo se... ¿Tu que dice, Tanjiro?

El susodicho había pasado a dejar sus Katanas en una esquina. Se gira en dirección a ellos, camina hacia el par con una sonrisa y, cuando está frente a Agatsuma, lo toma por las mejillas y le deja un suave beso en los labios.

-Vamos, deja que duerma aquí hoy, es... Un día importante... ya mañana puede dormir en el sofá.

-Cierra la boca, idiota.

Y todos ríen. Y se besan una vez más. Primero lo hace Tanjiro, después le cede el puesto a Inosuke. Lo hacen con cuidado, con amor, con cariño, como si tuviesen todo el maldito tiempo del mundo para amarse.

¿Así Se Siente El Amor?. ♧tanzen inozen♤Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora