—¿Tu papi quería verme? Aquí estoy.  —le susurro. 

Esto dejó atónita a Rose por un momento, pero reaccionó y lo lanzó lejos de ella, se devolvió para tomar el arma de unos pocos segundo pero cuando fue a apuntar ya no estaba, ni peleando, ni muerto en el suelo. Cinco apareció a su lado. 

Cinco: Es una prueba. 

Rose: ¿Q-que? 

Cinco: Estoy seguro de que esta es una prueba de mi padre. 

Rose: Ah, si una prueba. Ese viejo desgraciado. —Apuntó a otro tipo y le disparó— Haberlo dicho antes, nerd. 

Cinco: Hasta ahora me doy cuenta. 

Ya no había más tipos y el silencio por un momento invadió la sala, pero después los pasos de Reginald bajando las escaleras era lo que se necesitaba para atraer la atención de todos. 

Reginald: Debo decir que esperaba mas de ustedes. No tenían por qué matarlos. 

Cinco: ¡¿Nos estas tomando el pelo?! —rió irónico—

Ben: E-espera era...

Luther: ¡¿Una prueba!? 

Reginald: Asi es, y en parte fracasaron. 

Klaus: Pero, ¿¿por qué?? 

Reginald: Ellos no les iban a hacer un daño grave. No había necesidad de ensuciar todo el vestíbulo. 

Diego: ¡¿Estás loco?! 

Luther: ¡¡Diego!! 

Diego: ¡¡Estaban dispuestos a matarnos!! 

Reginald: Por eso en parte también hicieron un aceptable trabajo. 

Rose: —se rió negando por un momento— Que imbécil eres —murmuró—

Con el arma en mano se acerco a Reginald y le apunto sin titubear justo en la frente de el, se notaba la diferencia de altura por el escalón y ira en la mirada de Rose, todos gritaron ahogadamente por la osadía de ella. Reginald ni se inmuto. 

Rose: La única razón por la que no te vuelo la cara en este momento es porque estos enanos te idolatran. —bajo el arma y se fue a la cocina—

Reginald: Estas sancionada. 

Rose: Me vale un pito! —grito a lo lejos—

Cinco se teletransporto arriba para ver como estaba Vanya y Grace, mientras los demás solo se miraban entre si. 

Ben: Hiciste que matáramos a hombres inocentes! 

Reginald: Era su trabajo número seis. Ahora limpien este desastre el entrenamiento de hoy quedara para mañana. 

Al menos tendrían la tarde libre. Después de una hora recogiendo los cuerpos y limpiando las manchas de sangre fueron a almorzar, en la comida como siempre nadie emitía una sola palabra, solo los cubiertos. Aunque casi ninguno tocaba su comida aun pensando en lo que había pasado y aunque estuvieran acostumbrados a esto no pareciera que la idea de Reginald de ponerlos a prueba de esa manera. 

Al terminar se fueron a sus habitaciones cada uno para procesar a su manera lo que había pasado, estar relajado en la comodidad de tu casa, sabiendo que ese es tu lugar seguro y que de la nada entren tipos dispuestos a matarte no es algo fácil de digerir y menos cuando tu propio padre te dice que había sido planeado. 

Rose había ido al cuarto de Ben, sabía que esto le afectaría de cierta manera, aun que a ella no le afectaba porque estaba acostumbrada a que ningún lugar era seguro ella sabia que el no. Al entrar en su cuarto vio a Ben de espaldas sentado en el orillo de su cama, llorando en silencio, ella solo cerró la puerta sin decir ni una palabra y se sentó al lado de él. Él no necesitaba oírla, con solo tener su presencia lo hacía sentir bien, a salvo, reconfortante. 

Los jóvenes HargreevesWhere stories live. Discover now