tomioka giyuu

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AAAAAAA tengo un poco de sueño pero tmb me siento soft, estoy re uwu

Suspiraste con fastidio, bebiendo la botella de agua que tenías, mientras veías a tu "compañero", si es que podías decirlo así.

Sencillamente, eran algo así como "personas que se acompañaban en una rutina de ejercicio en el gimnasio popular entre los miembros de la empresa para la que trabajan porque necesitan una buena condición física para ello".

O algo así.

Y de repente te habías sentado, a medio set, sin ningún contexto, cuando hacías eso y muchísimo más casi todos los días.

---¿Qué tienes?--- inquirió. Lo miraste, como si no entendieras realmente lo que quería decirte--- Llevas desinfladote en depresión bastante rato.

---¿No extrañas ser un niño?--- el opuesto alzó las cejas--- ¿No? Como... tu mayor preocupación siendo que no te encuentren mientras juegas a las escondidas, cuando sentías que volabas en los columpios, o cuando eras el más rápido de tus vecinos jugando a los quemados. Algo así.

Giyuu lo pensó.

---Tal vez.

---Eso, o también... ¿alguna vez jugaste con globos de agua?--- Giyuu te miró, asintiendo.

---Al principio no quería jugar porque si llegaba con la ropa mojada iban a regañarme--- te comentó--- ¿Y tú?

---La vida es una, ¿o no?--- dijiste simplemente. Luego negaste, riendo--- No, lo siento. Mis padres llegaban tarde, así que tenía tiempo de cambiarme y dejar la ropa secándose fuera.

---¿No te regañaban?--- te preguntó mientras se llevaba su botella a los labios.

---Era demasiado genial para que me atraparan--- presumiste, y luego bostezaste. Todavía era temprano--- Me ponía el pijama y decía que estaba tan cansado que iba a irme a la cama después de cenar. Un poco estúpido, pero también dejaba escurrir la ropa fuera y, cuando estaba húmeda, la metía a mi cuarto y la colgaba en algún lugar.

---¿Cuantos años tenías? Eras demasiado astuto para ser un niño. Eso da miedo.

---Once, y si, en realidad me doy bastante crédito por eso--- escupiste con altaneria y, era cierto, aunque era poco y nada, en realidad era un buen plan para un niño de primaria.

Eras astuto y te burlabas de los adultos, pero ahora eras uno de ellos.

Eso es... triste. Porque hacía muchos años deseabas volver a ser un niño, y no estuviste seguro de jugar por un tiempo. Pero si, ahora si, querías volver a ser un niño y jugar sin preocuparte de lo que llegara a pasarte porque el máximo peligro que corrías era que un auto te atropellara.

Ahora también, pero los peligros psicológicos eran cada vez mayores a medida que crecías, y eso te generaba molestia.

Giyuu realmente nunca pensó en cómo era la idea del crecer o de lo depresivo que podía llegar a ser el mundo del adulto. Le parecía algo autodestructivo porque no acostumbraba a tratarse bien a sí mismo.

Parpadeaste con la intención de que él te mirara, incluso haciendo diversas muecas para poder captar su atención, pero él no parecía tenerte en cuenta, y sólo miraba a un punto fijo.

Chasqueaste los dedos en frente de su rostro.

—Despierta.

Parpadeó y te miró a los ojos. No sabía qué esperaba que le dijeras realmente.

Tuviste una idea y sonreíste.

—¿Estás libre por la tarde?

—¿Por qué?

—¿Estás libre, sí o no?

—Sí.

Sonreíste ampliamente.

—En realidad tengo sobrinos y pienso llevarlos a jugar más tarde, quedé en hacerlo la semana pasada, pero por los tiempos no pude. En fin, ¿vienes?

Él no lo pensó y asintió con la cabeza, no quería pensarlo como una cita, pero de hecho así lo pensaba, y no se sentía mal por ello, así que decidió enamorarse más en silencio.

—Abrígate, hace frío.

Kimetsu No Yaiba OneshotsWhere stories live. Discover now