—¡La princesa Karube!

Lime no pudo evitar reír con ellos, mientras veía como el pequeño que acababa de robarle la diadema hacía reverencias de pie sobre su silla como si llevara un vestido.

—No soy princesa, soy la REINA Karube—aclaró el chico, juguetón—¿Quieres ser mi caballero, Lime?

Ella asintió entre carcajadas, que se mezclaban con las risas de Arisu y Chota, pero segundos después fueron interrumpidos por la profesora.

—¡Muy bien, niños, vamos a empezar la clase!—anunció—Karube, hazme el favor de bajar de la silla y devuélvele la diadema a Lime, ¿quieres?

—Si, señorita—asintió él, sentándose de nuevo.

—Hey, mi diadema—le recordó Lime, ya que todavía la tenía él.

—Te la devolvemos si eres nuestra amiga—dijo Arisu, sonriente.

—Para siempre—aclaró Chota.

—Trato hecho.











[...]










A C T U A L I D A D . . .

—¿Ni siquiera tienes una maldita cafetera?—La rubia se cruzó de brazos después de haber abierto todos los cajones de la cocina—¿Cómo te levantas por las mañanas?

—Fácil—respondió Karube, abriendo un pequeño armario y sacando una botella de cristal—Alcohol.

—Madre mía—Lime no daba crédito a lo que acababa de ver—Son las cuatro de la tarde, Daikichi.

—Mi piso, mis normas—habló con tranquilidad—Si vas a vivir aquí tendrás que hacerlo como yo diga.

—No sé como demonios conseguiste que aceptara vivir contigo.

—Porque soy irresistible—sonrió el rubio, apoyando su espalda contra la pared, dando un trago a su bebida.

Lime no respondió, salió de la cocina para llevar sus maletas hasta su nuevo cuarto.

Su padre había aceptado un trabajo en Estados Unidos, en el que le ofrecían el doble de dinero que ganaba en Tokio. Su madre, dado que trabajaba a través de su portátil, no había puesto ninguna pega a la mudanza.

Lime no se enteró de esto hasta el día antes de que sus padres su fueran. Cosas como esta solían pasar a menudo en la familia Kayamura. Sus progenitores no siempre recordaban que tenían una hija.

Esa noche discutieron durante bastante tiempo. Lime no podía creerse que se hubieran olvidado de hablarlo con ella, y que fueran a dejarla sola en Tokio sin ninguna clase de explicación. Sus padres argumentaron que era una gran oportunidad y que no habían podido rechazarla, a lo que la chica les echó en cara que nunca habían contado con ella para nada.

Eso hizo que su padre explotara y le gritara que lo único que había hecho en su vida era salir todos los días con los mismos tres chicos sin preocuparse de nada, por lo que no podía comprender lo que significaba la palabra responsabilidad. Que era una inútil y una mantenida y que le estaban haciendo un favor ayudándola a enfrentarse a la vida de una vez.

Después, terminaron de guardar todas sus cosas y le dijeron a Lime que lo último que recibiría de su parte sería un ingreso bancario que contaría como su herencia, y cerraron la discusión diciendo que no les volviera a llamar para pedir absolutamente nada.

La Reina Blanca [Chishiya x fem OC]Where stories live. Discover now