Súper Héroes 4

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Sí alguien le preguntaba a Hibari Kyoya sí le gustaba Namimori, él respondería que no

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Sí alguien le preguntaba a Hibari Kyoya sí le gustaba Namimori, él respondería que no. Porque él AMABA Namimori, no soló por ser la escuela que él mismo había forjado para ser un ejemplo de disciplina y fuerza, sino que era su territorio. Él tenía completo control sobre el lugar y no existía idiota que no lo supiera, meterse con Namimori era señal de querer morir a manos del presidente del comité de disciplina.

Así que estar en un lugar desconocido y caótico estaba poniendo a prueba el nulo control y paciencia que tenía.

Desde el principio del día todo fue un alboroto, empezando con Sawada poniendo una estrepitosa alarma para despertarlos y llegar a tiempo al primer día de clase. Él era lo suficientemente capaz de despertarse solo, pero para el castaño era mejor prevenir que lamentar, eso no lo salvó de golpearlo un poco con sus tonfas.

Luego, durante el desayuno, Hayato hizo que la comida se prendiera fuego -aun sigue averiguando como paso eso si solo comieron cereal-, Yamamoto trato de apagar el fuego pero mojó a todos en el proceso y para rematar, la pequeña ardilla chillona soltó su típico grito que hizo que le diera un tic en el ojo.

Que solamente eso hubiera pasado esta bien, podría haber luchado con eso, pero al parecer la suerte nunca está con algún miembro de Vongola, así que de camino hacia la dichosa escuela de Héroes se perdieron. Era estúpido perderse cuando la bendita estructura era tan inmensa como la torre de Tokyo, pero de nuevo, estar con el Vongola es igual a mala suerte.

Por fortuna -no tanta- lograron dar con dicho lugar gracias a la lógica de seguir al mismo grupo de estudiantes que tenían el mismo uniforme que ellos. Seguía siendo sorprendente las mutaciones que existían en las personas gracias a los quirks, veía a personas con cabellos estrafalarios, ojos con formas extrañas y personajes sacados de la imaginación, pero luego recordaba que con el Vongola vio la misma o mayor cantidad de rarezas en su primer año de conocerse.

Ah, extrañaba Namimori, más que nada para poder golpear a un montón de idiotas que no supieran su lugar en la cadena alimenticia, de solo imaginar los destrozos que se estuvieran cosechando sin él para mantener el orden, sentía una sonrisa asomarse por sus labios por imaginar a cuantas personas podría morder hasta la muerte.

"¡Hibari-san!" El líder mafioso le dirigió la palabra, al parecer ya tenía rato intentandolo porque de un momento a otro se encontraban enfrente de una enorme puerta pintada con un '1-A', los otros dos herbívoros que lo acompañaban estaban discutiendo entre sí y parecían no interesarle lo que el omnívoro estuviera diciendo "Gracias por ponerme atención, creo que es necesario que repasemos las cosas que no debe hacer, más que nada para evitar llamar la atención. Recuerde que solo debes tratar de acercarnos al área de estudios generales y apoyo de héroes para ver si tienen algún tipo de información que sea útil para nosotros y regresar a casa". Y el chico seguía dando otras indicaciones que él por supuesto que ignoro. Nunca obedecería a nadie que estuviera por debajo de él, pero le daría el gusto de hacerle creer que sí. Mientras fingía escucharlo, se fijo en el rostro del contrario. Sawada tenía una capacidad impresionante para hablar y sonreír al mismo tiempo, cosa que odiaba. Le fastidiaba saber que esas sonrisas en sus mayorías eran una mueca falsa para demostrar diplomacia y control cuando en realidad sabía que el castaño estaba temblando por dentro como toda una rata chillona que era.

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⏰ Last updated: Apr 30, 2023 ⏰

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Heroes and Mafia: a story about chaos [☆ACTUALIZACIONES LENTAS☆]Where stories live. Discover now