Hope: "Confianza de que aquello que se desea va a suceder"
Albus Potter había perdido la esperanza de que todos olvidaran el caos que su imprudencia había ocasionado.
La gente murmuraba a sus espaldas, el Quidditch parecía detestarlo, los recuerdos...
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—¿Qué quieres decir con que no vendrás a casa con nosotros para navidad?
Kaia se encogió en su sitio ante la voz de Alaia.
La Slytherin se encontraba en la sala común de Gryffindor junto a sus otros dos primos, aprovechando que lentamente esta empezaba a vaciarse por los estudiantes que, con maletas en mano, se iban hacia los carruajes fuera del castillo.
—Quisiera quedarme aquí en Hogwarts —dijo dándole la cara y encontrándose con los gestos sorprendidos de sus primos—. ¿Por qué me ven así? Estaré en el castillo, nada malo me va a suceder.
—Estarás sola. —Alaia no sé veía nada contenta con la idea, su mano derecha estaba hecha un puño sobre el cierre de su maleta—. Ya avisamos que iríamos a casa, no puedes solo decidir cambiar el plan en el último segundo.
—Tomé la decisión hace una semana —confesó y Segene decidió distraerse con su pequeño Petauro del azúcar, temeroso de la reacción de Alaia—. Le avisé al jefe de mi casa y finalmente Mcgonagall me dió el permiso.
—¿Sin consultarnos? —jadeó incrédula la mayor, terminando de cerrar la maleta de un brusco movimiento—. No puedes solo hacer lo que deseas —comenzó a decir, dedicándole una mirada severa—. Tu madre no lo aprobaría y eres menor de edad, lo que significa que todo aquello que ella te permita está dentro de tu área sin restricción, pero esto —señaló su ropa simple, diferente a la que todos los que regresarían a sus casas usaban—, esto no está en las reglas, lo sabes perfectamente.
Segene miró a Kaia con pesar, mientras que Edén entrecerró los ojos desde la comodidad de uno de los sillones, su gesto demostrando que no le estaba gustando mucho cómo se desarrollaba la conversación.
—Tengo quince y estoy a dos años de ser mayor de edad, ¿por qué siguen tratándome como si fuera una niña? —fue su turno para fruncir el ceño—. No les estoy pidiendo que me dejen sola en un lugar extraño. Estaré aquí, en el castillo, rodeada de muros mágicos y profesores.
—Llevamos tres meses aquí, por lo que técnicamente este sigue siendo un lugar extraño —debatió—. Y no voy a permitir que te quedes sola y rompas las reglas al mismo tiempo —hizo una pausa—. Kaia, ve a tu sala común, cámbiate, prepara tu maleta y ven con nosotros a Francia.
La Slytherin apretó los manos y la mandíbula, completamente ofendida y dolida por ser ignorada.
—No iré, entiéndelo Alaia —repitió, dando un paso hacia ella—. Me quedaré en Hogwarts.
—Vendrás con nosotros —insistió la de cabellos rojizos, adoptando una postura a la defensiva.
—No lo haré —sentenció.
—Kaia...
—Suficiente, acabemos con esta tontería —Edén intervino antes de que se desatara una nueva discusión entre ambas, levantándose de su sitio y llegando hasta posicionarse al lado de la Slytherin—. ¿No quieren que Kaia se quede sola? Bien, yo me quedaré con ella en el castillo —dijo completamente cansado de la situación—. Problema solucionado.
