1) Persecución en el andén

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Observó la estación. Todo era nuevo para ella y ante sus ojos cada mínimo centímetro era algo único y fascinante.

¿Quién podría culparla? Había estudiado durante sus primeros cuatro años en Francia, en la reconocida Academia de Magia Beauxbatons, mas con las justas podría asegurar que conocía bien la estación ubicada tras la plaza Louis Armand, paralela a la París Gare de Lyon, aquella a la que había ido por cuatro años para asistir a clases.

Ahora bien, se encontraba en Inglaterra, sus pies tocando la legendaria estación King's Cross y no podía estar más que feliz por conocer al fin un sitio más.

—¿Kaia? ¡Sé que me escuchas, no finjas demencia! —exclamó una suave y al mismo tiempo potente voz femenina a unos metros por detrás, por lo que ella se vio en la obligación de encorvarse y mezclarse entre los transeúntes para evitar ser descubierta.

—Oh, genial, ya la perdiste —bufó una voz masculina mezcla entre una suave y una grave—. Bien hecho, Alaia, ahora tía Aleyda va a colgarte del templo lunar.

—Cállate, Edén, esto es tu culpa por querer parar ante cada tienda de dulces en la estación.

—¿Disculpa? —parecía indignado— ¿A quién fue que pusieron a cargo?

—A ti no, por supuesto —suspiró con cansancio una tercera voz, suave y masculina—. Una hora. Solo ha pasado una hora y ya fallamos en lo único que nos pidieron hacer.

—Bueno, calma, que no cunda el pánico. Estoy seguro de que no pudo haber ido muy lejos, la encontraremos.

—¿Y si no?

—Pues... Podríamos, no sé, visitar al otro lado de la familia...

—Idiota, ellos ni siquiera saben que existen. —Habló Alaia y Edén se cruzó de brazos mientras desviaba la mirada—. En vez de estar parados a mitad de este lugar, ¿Por qué mejor no nos dispersamos para acortar terreno?

Esa fue la señal para Kaia.

Sin pensárselo dos veces aseguró su carrito a sus manos y corrió como si una manada de centauros enojados la estuvieran persiguiendo, terminando entre el andén nueve y el diez.

Era como si aún siguiera teniendo seis años. Nadie en su familia la consideraba una chica de su edad, siempre pendientes de cada paso que daba, no dejándola sola en ningún momento, todo el tiempo dando la excusa “Es por su bienestar, princesa”.

Hope ➻ Albus PotterWhere stories live. Discover now