Prólogo

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MANSIÓN NEO GÉNESIS

Al interior de la oficina de Dirección General, sentado sobre su sillón de terciopelo rojo y frente a un escritorio de drenoir, el tipo de madera más fina del continente, vistiendo un impecable saco blanco, y con múltiples galardones adornando a este, se encontraba el oficial de máximo rango en la organización, mientras sostenía con los dedos de una mano, un pequeño plato de porcelana fina, y con los dedos de la otra, el asa de una taza del mismo material.

Mientras el oficial daba un sorbo de la bebida caliente, una joven de cabellera corta, que se encontraba en otro sillón, a unos pocos metros del escritorio, de brazos cruzados, y con sus atractivas piernas igualmente cruzadas, mientras apoyaba su espalda en el terciopelo, comenzó a hablar.

– Entonces... ¿aún no se ha conseguido nada? – preguntaba la joven.

– Por desgracia – respondió el oficial, luego de negar con la cabeza –, las primeras dos salidas no fueron nada fructíferas.

– Pues, tal vez deberíamos retornar al formato de ejecución anterior, Kai, esto de ir a buscar de manera aleatoria me parece... y lo he dicho antes, bastante anticuado.

– Puede ser anticuado, tal vez... pero, les da más libertad al momento de tomar decisiones.

La joven sonrió ligeramente, mientras cerraba los ojos.

– Por más libertad que tengamos, si no seguimos una mínima línea de acción, es casi lo mismo que no hacer nada. Tal vez unos cambios en el formato no vendrían mal – decía ella.

– También lo estuve considerando... sabes que no es fácil modificar líneas en nuestros protocolos. Sin embargo, lo tendré en cuenta como sugerencia para la próxima sesión que tengamos – comentó Kai.

– Es una buena propuesta – intervino en la conversación otra voz, la de un joven –, estoy completamente de acuerdo con la sugerencia de Jane.

Kai, general de la Orden, y Jane Hagens, miembro de los doce asientos, desviaron las miradas hacia él, quien se encontraba de pie, frente a una ventana de gran tamaño, que daba hacia el inmenso jardín posterior, y mientras continuaba hablando.

– Probablemente Jane obtenga los mismos resultados que tuvimos Feraldus y yo... nada. Lo único que hacemos es gastar recursos, y es una situación que no deja de causarme malestar.

– Estás dramatizando mucho, Romeu – respondió al instante, Jane –, sabes muy bien que recursos es lo que nos sobra.

– Aunque sea algo que tengamos en gran cantidad, tampoco deja de tener razón – agregó Kai –, si vamos a gastar recursos, tienen que generar ventaja para nosotros. Estoy seguro que durante la sesión de la próxima semana habrán propuestas interesantes.

– De eso puedes estar seguro – Romeu se dio vuelta, quedando de espaldas a la ventana. Luego dirigió su mirada hacia Jane. – A todo esto, Jane, entiendo que ya debes tener listo a tu grupo ¿no es así? – finalizó.

– Ya casi... me falta ultimar algunos detalles... luego de eso solo quedaría la incorporación protocolar de la unidad de adiestramiento.

– Pues deberías apurarte, por si lo has olvidado, tu salida está programada para esta noche.

– Sí, sí... lo tengo todo bajo control. 

– ¿Es así? – volvió a intervenir Kai –, pues te tengo noticias... ahora mismo la escuela de instrucción se encuentra en día de entrenamiento físico.

– ¿Eh? No se supone que cuando hay un asignado a operaciones oficiales, ¿este queda impedido de participar en eventos de la escuela? – cuestionó Jane, con un evidente gesto de confusión.

– Ciertamente es así – la respuesta del general fue inmediata –, el asunto es, que por un ajuste interno de horarios, adelantaron esta actividad, que se tenía que hacer recién el día de mañana.

La escuela de instrucción de Neo Génesis, encargada de preparar y proveer de personal calificado al grueso de la orden, pese a situarse en los terrenos de la mansión, gozaba de autonomía directiva, pues las actividades oficiales que realizaba la organización del rey, impedían que estos se pudieran hacer cargo de esta ramificación.

Es por ello, que decisiones tomadas, como un cambio en los horarios de actividades, podían no ser de conocimiento del Director General de la Orden, aunque ello no quita que deberían ser informadas.

– Otra vez haciendo lo que les da la gana – comentó Romeu, manteniendo una postura formal, con los brazos atrás.

– No tenemos tiempo para estarlo desperdiciando en la escuela – agregó Jane, mientras se ponía de pie –, y no me importa si se les ha ocurrido cambiar sus horarios, solo dame el nombre de la persona asignada, y luego iré personalmente a buscarla.

– En ese caso...

Kai dejó la taza sobre el escritorio, se puso de pie, y comenzó a caminar hacia otra mesa, sobre la que habían múltiples papeles, perfectamente ordenados. Tomó una carpeta con documentos, y se puso a revisarla.

– Por cierto, ¿cómo va la investigación sobre la mansión Van Althius? – Jane aprovechó el momento para preguntar sobre el incidente ocurrido semanas atrás, que terminó con la huida de miembros de Safiot, llevándose un botín importante, perteneciente a la familia.

Mientras continuaba pasando las hojas, Kai no tardó en responder.

– Es difícil cuando el criminal sabe dar los pasos mínimamente necesarios, y estos son especialistas en eso. Aun así, creo que con lo sucedido, hay motivos para ser optimistas.

– ¿Quieres decir... que podremos obtener alguna información importante?

– Si es importante o no  – respondía esta vez, Romeu –, creo que es muy pronto para asegurar ello. Nos sirve con que se consiga algo.

–............. sí, supongo que tienes razón.

El lugar quedó en silencio por unos segundos, y luego de ello, Kai regresó a su escritorio, tomando en su mano la carpeta con documentos, volvió a sentarse, apoyó los brazos sobre la mesa, y sosteniendo el portafolio, continuó hablando.

– Bien, veamos... el apoyo de adiestramiento asignado para tu equipo pertenece a la undécima unidad, su nombre es Hana Reis, recientemente incorporada a la escuela.

– ¿Recién incorporada?... no es un buen elemento para medir, pero si ha sido designada, supongo que tendremos que ver cuánto puede aportar en la operación... Hana Reis, ¿verdad? mm... no sé, pero por alguna razón siento haber oído ese nombre antes.

– Tal vez la conoces de algún lugar – preguntó Kai.

– No lo creo, puede que esto sea cosa de mi imaginación... como sea, no es nada importante. ¿Hay algo más de lo que necesite estar al tanto? – Jane comenzó a caminar hacia la puerta.

– No, puedes retirarte, recuerda que esta noche tienen que salir – respondió Kai, mientras también se ponía de pie, para poder devolver la carpeta de documentos al lugar de donde la había sacado.

– De acuerdo, nos vemos entonces – finalmente, Jane abandonó la oficina de Kai, dejándolos tanto a él, como a Romeu.

Astra Vol. 05Donde viven las historias. Descúbrelo ahora