CAPÍTULO NUEVE

8.8K 1.1K 314
                                    

Una joven con el cabello recogido y algunos cayendo por su rostro, llevaba poco maquillaje casi notable, portaba un vestido de tirantes blanco que era adornado por bordados de girasoles y unas sandalias a juego con su atuendo, miraba con una enorme sonrisa a los hombres parados frente suyo.

Los ojos de los chicos estaban abiertos a más no poder intentaban asimilar que era la misma chica que conocían desde hace más de diez años, todo en ella era completamente distinto a lo que recordaban o como imaginaban que la verían, para ellos era una mujer tan hermosa.

– ¿por qué me miran así?... – Incluso su voz había cambiado un poco, era más suave y delicada.

– Creo que se enamoraron. – Susurró Emma en su oído, ambas soltaron una leve risa y por ello.

Caminó hasta sus amigos quien después que por fin reaccionaron, la saludaban algo tímidos e incluso juraría que estaban algo sonrojados al verla. Si, tal vez era posible que ahora más de uno la viera de una forma distinta a como hace cinco años.

Keisuke fue el primero en acercarse y abrazar a su hermana, estaba tan feliz de por fin tenerla de nuevo a su lado, ambos sentían una gran paz al poder volver abrazarse, como si por tanto tiempo detuviera el aire y ahora por fin respiraban con una gran calma.

– Te ves distinta. – Kazutora rascaba un poco su cabeza intentando no mirarla demasiado.

– ¿Yo me veo distinta? ¿Qué acaso no se han visto? –

Y era ciertos, todos cambiaron demasiado e incluso eran más alto, excepto Mikey.
Draken ahora tenía el cabello negro al igual que Manjiro y Chifuyu, Kazutora por fin había dejado ese peinado de plátano y ahora lucia más apuesto, Mitsuya tenía el pelo largo hasta la nuca pero conservaba el mismo color, todos realmente estaban distintos, los gemelos ahora eran lacios, todos eran guapísimas.

– Estoy segura que deben tener muchas chicas detrás suyo. –

– Te equivocas, a ninguna chica le gustan por ser tan bobos. – Añadió Emma.

– ¡De que hablas! ¡Hay muchas chicas queriendo estar conmigo! – Las risas salieron de todos en cuanto Manjiro dijo aquello, claramente era una total mentira.

– Keisuke me contó que fuiste rechazado, parece que es un gen familiar. –

– ¡BAJI, COMO PUDISTE CONTARLO! – Manjiro empezó a intentar golpear a Keisuke, quien miraba a Harashi a su querida hermana mal por haber contado ese secreto.

Fue Chifuyu quien le ayudó a llevar su maleta mientras todos empezaban a caminar hacia las motos, habían acordado llevarla con su abuela para que todos pudieran cenar y así platicar de todo lo que ha sucedido estos últimos años.

Shinichiro, quien esperaba a su hermano recargado en su motocicleta volteó al ver a una joven hermosa caminar a unos metros lejos suyo. Aquella chica acomodó uno de sus mechones tras la oreja y pudo dejar ver su rostro, era Harashi, Shinichiro sintió una punzada extraña en el corazón al momento que sus miradas se cruzaron.

– Hermano, iremos con la abuela Konoe, los chicos me llevarán así que puedes volver. – Shinichiro no le hizo caso alguno, estaba concentrado en mirar a Harashi, era tan distinta a la última vez que la vio, había cambiado mucho y eso lo hacía sentir tan extraño.
– Oye.. ¿me escuchas? – Manjiro suspiró y dejó a su hermano ahí para ir con el resto.

Quiso acercarse hacia ella pero no pudo puesto que las motos avanzaron y se fueron alejando cada vez más.
Shinichiro no lograba diferenciar lo que pasaba ahora mismo, ¿era acaso culpa por todo lo que dijo aquella noche o era algo más? ¿Acaso es que verla convertida en una mujer causó algo en él?

                                ( . . . )

– ¡ENTONCES LA GATA FUE DIRECTO AL ROSTRO DE KAZUTORA. – Llevaban ya un buen rato ahí sentados después de comer, las anécdotas no paraban de salir de ninguno al parecer cinco años fue tanto tiempo para juntarlas.

– ¡PENSÉ QUE ERA GATO! – Todos estaban muerto de la risa.

Habían puesto a Harashi al corriente con todo lo que sucedía, Draken decidió no ir a la universidad y ahora trabaja en el taller junto a Shinichiro, Chifuyu, Tora y Baji trabajan en una tienda de mascotas después de clases, Mitsuya es pasante con uno de los más reconocidos modistas en toda la zona y esta cerca de conseguir una beca completa para estudiar en el extranjero con los grandes, Hakkai era modelo ahora y trabajaba en el mismo lugar que Mitsutya, Pa-chin al parecer salía con alguien e incluso ya pensaban en el matrimonio, en cambio Manjiro aún no tenía algo suyo solo era el encargado de molestar siempre a Draken en su taller.

– Harashi, ¿cuál fue la carrera que tomaste? – Mistuya platicaba con Harashi mientras el resto hablaba de otros temas cualquier, recordando algunas idioteces y enojandose por otras.

– ¡Oh, gastronomía! Pero me fui por la rama de resposteria. – Todos voltearon a verla felices, conocían el amor que su amiga le tenía a la cocina y saber que ahora por fin se dedicaría a ello los ponía alegres. – ¡Cierto! Casi lo olvidó. – Harashi tomó su bolso para buscar una pequeña bolsa de celofán y entregársela a Manjiro. – Son especiales para ti, yo misma cree la receta de estos. –

La emoción en los ojos de Mikey era gigante, una bolsa llena de Dorayakis le hizo pegar saltos de la felicidad. Tomó la bolsa para abrirla de inmediato y probarlos, el sabor era bastante extraño como si juntaran varios en uno solo y al comerlo sintieras una explosión de sabores en tu paladar.

– ¡DELICIOSOS! – Gritó aquel joven de cabellos negros.

Todos empezaron a reclamarle por no recibir un regalo también, ella les explicaba que tan pronto pueda serian los primeros en probar los postres que amaba preparar.

La noche cayó y eso indicó que era momento de despedirse, los chicos empezaron a marcharse uno a uno, al final sólo quedaron sus fieles idiotas y ella. Hablaron un poco hasta que la acompañaron a casa, Baji insistió en acompañarla mañana para su entrevista pero Harashi se negó, ya le había prometido a Emma eso y esto sería una tarde de chicas, ambas tenían tantas cosas de que hablar.

Al entrar en casa tuvo una gran ola de nostalgia, los recuerdos que creó con ambos abuelos durante años inundaron su mente. Aquellas veces en que su abuelo le regala a escondidas de su abuela antes de cenar, las practicas de pelea que solían hacer en medio de sala y como terminaban siendo regañados por su abuela al hacer un desastre, las lágrimas empezaron a caer al momento en que su abuela la abrazó.

– Él estaría muy feliz de que hayas vuelto. –

                                ( . . . )

Ambas jóvenes acordaron reunirse por la mañana, a parte de tener tiempo para charlar Emma se había ofrecido acompañarla a su entrevista, Harashi antes de llegar buscó un lugar para poder trabajar y así ayudarle a su abuela, no quería que ella continuara laborando tantas horas a su edad.

Era una pastelería en el centro, bastante conocida por muchos. Estaba algo nerviosa porque todo saliera mal pero intentó mantener una mente positiva.

– Disculpe. – Dijo un joven que iba saliendo justo del lugar, éste chocó contra Harashi a quien miró por unos varios segundos hasta poner nerviosa a la mujer.

Ella sólo sonrió amable y siguió su camino.
La entrevista duró poco más de siete minutos, fue el tiempo suficiente para que el dueño decidiera darle una oportunidad a Harashi al ver las buenas referencias que tenía. Agradeció y salió del local para encontrarse con su amiga, ambas estaban emocionadas por la gran noticia.

Estaban listas para seguir pero una extraña mano tocó el hombro de Harashi haciéndola detenerse.

– Perdona, ¿puedo hablar contigo? – Dijo aquella persona misteriosa.

𝐀 𝐦𝐢𝐬 𝐨𝐣𝐨𝐬. || Shinichiro Sano. Where stories live. Discover now