Capitulo 5

79 12 7
                                    


—¿En verdad estará bien?—preguntó ella, hipando tan fuertemente mientras se sostenía de mi brazo. 

La verdad no lo sabía con exactitud, me asustaba asegurar un sí o un no; lo cierto era que fuese lo que fuese el cerdo, era mejor que quedarse aquí. Había pensado que estaba bien mientras estuviera con ella, pero con lo de recién, ya no estaba tan seguro. Muchos de los seres horripilantes la querían, y con las palabras y acciones del obeso de Minseok, estaba más que confirmado; y aquello era algo que yo no podía permitir. SunHee confiaba en mí, y no iba a dejarla sola ahora ni nunca. 

—Estaremos juntos, no sueltes mi mano y pase lo que pase... recuérdame, una vez que salgamos de este jodido lugar, te buscaré... ¿sí?

Ella suspiro, sentí sus senos tocar mi pecho, el suyo inflándose cuando tomó un respiro fuerte; y supe que era lo mejor. La granja negra no podía ser mejor que el infierno, y dadas las circunstancias, sabía que el cielo no estaba entre nuestras opciones; habíamos pecado con arrebatar nuestras vidas; con creernos dios y tomar aquella decisión sin derecho alguno; por lo que dios no iba a abogar por nosotros. Era quedarnos aquí y seguir viviendo muchas más atrocidades... o intentar salir alimentando al cerdo y empezar de nuevo...

Nada era certero, todo era una apuesta de todo o nada; quedarse o intentarlo. 

Sin embargo ya no había tiempo para pensar, Minseok nos había colocado ya un costal viejo en la cabeza, sin dejarnos ver absolutamente nada. 

—Andando entonces, no perdamos más tiempo. —murmuró, empujándonos para comenzar a andar. 

Estuve a punto de tropezar pero como SunHee aun estaba pegada a mí, logré mantener el equilibrio. Estire una de mis manos hasta tantear la zona, logrando dar con el hombro gordo de Minseok. Fue así como logré andar, sin un poco de vista, totalmente a ciegas. Nos escoltó fuera, a donde quiera que fuese; y los golpes extraños comenzaron a sonar, una persona vomitando, golpes metálicos y... carne siendo destrozada. Sea lo que sea, me puso los pelos de punta, haciéndome temblar nuevamente cuando sentí una respiración caliente tocar mi cuello, una lamida... una lengua asquerosa y áspera tocando mi piel sucia y repleta de sudor. 

—¿Van a alimentar al cerdo?—preguntó burlesco, su voz siendo ronca y grotesca, soltando una risa sin alejarse de mí. —Más vale que lo alimenten bien... es un cerdo hambriento. 

Se alejó por fin, dejando detrás a SunHee sollozando contra mi pecho, temblorosa y aferrándose tan fuerte tan violentamente a mí, que sus uñas se clavaban tan fuerte en mi piel, haciéndola arder. Siseé, removiéndome un poco pero apretándola tan fuerte contra mi cuerpo aún desnudo como el suyo, para brindarle seguridad y recordarle que yo estaba ahí, que nunca la dejaría y que haría de todo por ella. 

Sufrir miedo es mejor que sufrir por toda la eternidad. 

Me recordé a mí mismo, tomando una bocanada de fuerza ridícula que no sabía de donde había salido. Continué siguiendo a Minseok a ciegas, sintiendo de pronto un calor horrible inundar el lugar. Estaba caliente, se sentía tan ardiente que incluso los talones de mis pies quemaban, pero no podía hacer nada más. 

Después de lo que nos habían hecho hacer, de las cosas que había visto en el lugar, todavía no creía que fuese capaz de haber algo peor que aquello, que todos esos sujetos enfermo y deformes orinando encima de nosotros, masturbándose en nuestros rostros y mirándonos tener sexo. No, aquello aunque no lo veía; sabía que era peor. Temblé ligeramente, tragando saliva mientras me aferraba al cuerpo desnudo de SunHee, seguramente le estaba haciendo daño pero ella no dijo nada, asustada, seguramente no le importaba. 

Alimenta al CerdoWhere stories live. Discover now