Capítulo 4

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"Oh SunHee..."

Ella me miró con incredulidad. Claro, no la culpaba. Aquella propuesta era de todo menos indecente, ni tampoco algo bonito o llamativo. Aquella propuesta era terrible, tenebrosa. El solo hecho de pensar, o siquiera imaginar alimentar al cerdo, era... era algo horrible. No, ni siquiera podía imaginar algo tan realmente tenebroso como aquello. Honestamente, para mí; únicamente se me figuraba que tendría que cocinar, o algo tan patéticamente como ello.

Es decir, ¿Qué otra cosa podría ser?

—No lo sé, Chanyeol... No tengo idea de qué es el cerdo, y no puedo imaginármelo. No sé qué hay detrás de esa puerta, ni tampoco creo que Minseok pueda decírnoslo.

Minseok. Pensé rápidamente en él, en aquel enorme sujeto obeso que tan mal trato me había dado con aquellas instrucciones tan banales. Alimentar al cerdo o quedarse ahí por toda la eternidad. Bueno, si se me lo meditaba un tanto; quedarme no podría ser tan malo si podía quedarme con la preciosa chica sucia a mi lado, quizá... podría pasarme toda la eternidad con ella. Aunque, sufrir eternamente con todos estos horripilantes seres inmortales, era algo que tampoco quería. Debía ver que había detrás de esa puerta, cualquier otra cosa que fuese además de todo lo que ya había visto, seguramente no era tan malo.

Me callé por un momento, meditando el cómo podríamos salir de ahí. Porque sí, honestamente quería salvar a la chica a mi lado tanto como a mí mismo. La llevaría conmigo, en cualquier decisión que tomase. Lo había decidido, ella me gustaba. Aun si estaba desnuda y sucia, repleta de orines y con la mirada vacía por los acontecimientos de recién. Incluso si su ojo derecho... faltaba de su cuenca. ¿Siempre había estado así?, me había llenado la mente de escapar de ahí y de verle los senos desnudos con aquel par de pezones rosaditos y erectos. Es decir, yo era un hombre de 26 años, y ella era una chica bellísima y desnuda a la par mía; y cuando mi miembro comenzó a palpitar en mis pantalones, supuse que era normal tener una reacción así. Incluso si estaba muerto, incluso si me encontraba en un lugar entre el cielo y el infierno.

Me centré tanto en ver su cuerpo desnudo que no me percaté cuando Minseok estuvo de nuevo junto a nosotros. Él, estaba de nuevo sobre la silla, recargando en el respaldo donde se suponía, tenía que recargar la espalda.

—Veo que ya estas entrando en ambiente. —comentó, mirándome con una sonrisa ladina y burlesca. —Eso es bueno.

SunHee tembló al verlo, respirando profundo. — ¿Qué es el cerdo? —preguntó, atreviéndose a mirarlo. El gordo se levantó, acercándose a mí para ayudarme a levantarme. Me colocó de nuevo en posición, pero honestamente ya no me importaba. Mi cuerpo ya estaba lo suficientemente entumecido como para necesitar una posición realmente cómoda. —Necesitamos saber, ¿Cómo podremos tomar una decisión si no sabemos a lo que nos enfrentamos aquí?

Minseok se volvió a ella una vez que me dejo sobre mi lugar, bufando y rodando los ojos. —Bueno princesa, sí que eres tan demandante. —comentó con burla, relamiéndose los labios. — ¿Acaso necesitas algo más para saber?, ya viste las mierdas que suceden aquí, esta será toda tu eternidad si te quedas aquí. En cambio, si eres curiosa, puedes alimentar al cerdo. Pero solo tienes una oportunidad, si te acobardas, siempre puedes volver aquí... eternamente. —aseguro, llevándose los dedos a la boca, mordiendo uno hasta haberlo arrancado para comenzar a masticarlo. La sangre oscura escurriendo de las comisuras de sus labios. —Por otra parte, veo que nuestro querido Chanyeol comienza a familiarizarse con la zona... la casa de campaña en tu entrepierna te delata, ¿la pequeña puta a tu lado te ha puesto así?

Preguntó, comenzando a reír hasta provocar escupir, dejándonos casi cubiertos de su sangre y saliva. Sentí mis mejillas sonrojarse cuando SunHee se volvió para mirarme, percatándose de que efectivamente, mi miembro se alzaba; dejando que la tela de mis pantalones se levantará haciéndolo notar más. Ella también se sonrojó, la vi por el rabillo del ojo. Me mordí los labios y levante la mirada.

—Ella es hermosa... —aseguré, removiéndome un poco cuando mis piernas comenzaron a responder, la sensación de hormigueo bien conocido comenzando a llenarme y causándome tanto dolor como un ligero estremecimiento. —Lo siento.

—Oh, no te culpo... muchos ya la han visto, y mira que hasta yo me la quiero tirar, pero aún hay una decisión para tomar, y hasta entonces; esas cosas no son válidas. Por otra parte... te haré un pequeño favor si prometes dejarme ver.

Fruncí el ceño ante sus palabras, sintiéndome rígido cuando se levantó y comenzó a desatarme, dejando la cadena de mi cuello aun en su lugar, haciendo lo mismo con SunHee. Nos arrastró entonces a ambos en otra dirección, por el cuello; tirando de las cadenas como si fuésemos simples bolsas de basura, arrojándonos dentro de una habitación en donde más adefesios se encontraban, personas hermosas y otras sumamente altas, teniendo relaciones sexuales. La luz era rojiza, pero por el hedor y la imagen del charco oscuro que escurría de los mentones de algunos seres de ahí, supuse que era una orgía sangrienta. Muchos de ellos comenzaron a acercarse, un par de enanos bajaron mis pantalones junto a mi ropa interior, mientras unas chicas hermosas pero con uñas bastante largas terminaban por romper mi camisa, dejándome desnudo al fin. En cuanto pude zafarme, no lo pensé dos veces y tome a SunHee de la mano, atrayéndola a mi cuerpo para intentar protegerla de un par de sujetos asquerosos que habían intentado tocarla.

—Este es el favor... o la coges tú, o entre todos nosotros lo haremos, a nuestro gusto. Ella volverá en una sola pieza una vez que hayamos finalizado, pero el recuerdo y el dolor permanecerán... participas, o eres espectador... la decisión está en ti.

Gruñí. Todo aquí eran decisiones, decisiones rápidas, no podía pensar con claridad y los temblores en el cuerpo ajeno solo me provocaban más pánico. Jamás había sentido la necesidad de cuidar de alguien más que no haya sido Baekhee. Pero ella no estaba aquí, ella me había traicionado y dejado solo; y ahora... ahora una chica como SunHee se aferraba a mi cuerpo, rodeándome por la cintura y ocultando su rostro en mi pecho, dejándome sentir la fina textura de su piel desnuda contra la mía. Era una decisión que, honestamente, no necesitaba meditar y al parecer, ella tampoco.

—Hazlo... prefiero mil veces que seas tú, no dejes que me toquen... estoy asustada, solo acaba con esto por favor... se gentil. —musito, llorando fuertemente contra mi pecho hasta el punto de humedecerlo con sus lágrimas y saliva.

—Lo haré. —dije, aun un tanto titubeante hasta tomar una de sus piernas y envolverla en mi cintura. Estaba asustado, todos aquellos ojos terroríficos encima de nosotros, todos esperando que realizará una acción desagradable. No había sido así como me había imaginado a SunHee contra mi cuerpo, quizás si de una forma ruda, pero no con cientos de adefesios mirándonos.

Vi al mismo sujeto que se había masturbado mientras me miraba, y no pude evitar sentirme asqueado ahora que me estaba mirando desnudo, y que me seguiría observando mientras me cogía a la linda chica entre mis brazos. Me obligue a bajar la mirada, buscando la de ella mientras conducía mi aun erecto pene a su coño, introduciéndolo de a poco mientras continuaba aferrándola a mí, sosteniéndola con dureza mientras me dejaba llevar, centrándome solo en ella y en los bajitos gemidos que poco después comenzó a liberar de su boca.

Todo estaba jodido, y aunque en verdad intentaba ignorar los gritos terroríficos del lugar y centrarme en SunHee, no podía. Bastaron unos muchos minutos hasta que por fin me corrí dentro, con ella desplomándose contra mí, sintiéndose cansada al igual que yo. Sentí el tirón nuevamente y de nuevo; nos encontrábamos sobre el suelo sucio de la habitación.

Lo había decidido, todo mientras ella lloraba sobre mi pecho en el acto; y no de placer. Porque yo también lloraba, y continuaba llorando. Juntos. Estábamos juntos en esto, y mientras la apretaba contra mí, llame a Minseok antes de que se fuese, y le dije:

—Alimentaremos al cerdo. 

Alimenta al CerdoWhere stories live. Discover now