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Habitación de Irie

Tenía que tomar una decisión. Una decisión que me mataria por dentro. ¿Byakuran o Spanner? ¿Spanner o Byakuran? Les quería a los dos pero... En mi mano estaba salvar el mundo. Por eso no quería meter la pata.

Sentía como si estuviera sentenciandome. Como si estuviese eligiendo el bien de los otros o el mío.

Si me quedaba con Byakuran, el mundo estaría "salvado" pero se elegía a Spanner el mundo estaría acabado dominado por un Byakuran roto y lleno de celos y sed de sangre. Necesita el consejo de Tsunayoshi-san.

Caminé por las lluviosas calles en busca de la entrada más cercana a la base secreta de la Vongola. Llegué a la puerta Este, totalmente empapado. Entré en una casa totalmente abandonada. Me dirigí al salón y quité la alfombra, descubriendo una trampilla. La abrí y me adentré por ella, a un pasadizo bastante mal iluminado. Caminé por el, no sin antes caer al suelo dos y tres veces, hasta llegar a otro pasillo más amplio e iluminado. Seguí el camino y di con una puerta con infrarrojos. Me quedé ahí saber qué hacer. Al cabo de un rato, me di por vencido y me volví.

-Irie-san, qué alegría que haya venido.

Me giré. Los infrarrojos de la puerta ya no estaban y Tsunayoshi-san se encontraba en la puerta.

- Por dios Irie-san, pero si está empapado. Entre, le daremos ropa para que no se enfríe.

Le seguí por un laberinto de pasillos hasta una habitación. Entré tras él y me dio algo de ropa.

- Espero que sea de su talla. Le esperaré fuera.

Me cambié de ropa y a los 2 minutos salí. Tsunayoshi-san me esperaba junto a una chica de pelo negro y ojos igualmente oscuros.

- No se preocupe Irie-san. Haru-chan se encargará de la ropa mojada.

Haru-chan cogió la ropa y se metió por un pasillo.

-Irie-san, ¿cuál es el motivo de su visita?

- Necesito su consejo.

-Entiendo... Vayamos a mi despacho.

Caminamos por diferentes, aunque parecidos, pasillos hasta llegar a su despacho. Era una sala enorme con sofás negros, un cuadro del que parecía ser el hermano mayor de Tsunayoshi-san, una mesa y varias sillas.

- Siéntese. ¿ Quiere tomar algo?

- No gracias. ¿ Quién es el hombre del cuadro?

-Giotto Vongola, el primer jefe y creador de la Vongola.

Me quedé alucinado. Y yo creyendo que eran hermanos.

- Cuénteme su problema e intentaré ayudarle.

-Verá... Debo tomar una decisión, pero haga lo que haga, alguien saldrá mal parado.

Noté algo acariciándome la pierna y después oí como un rugido/maullido debajo de la mesa.

- No se preocupe ,es mi mascota. Natsu, sube.

Un león en miniatura, se subió a sus piernas y Tsunayoshi-san empezó a acariciar la cabecita.

- Su problema es bastante complicado. Se refiere al sujeto 100 ¿verdad?

-Sí... Elija lo que elija, haré daño a alguien a quien quiero.

-Mm... Haz lo que te diga tu corazón. Él nunca se equivoca.

-Entiendo... Gracias por su consejo.

Nos levantamos y me fui hacia la puerta para volver a mi casa.

-Irie-san.

-¿Sí?

- Elija lo que elija, la Vongola estará de acuerdo con su decisión, pero si el sujeto 100 se descontrola, no tendremos más remedio que acabar con él.

Estaba sentenciado. Mi decisión era la clave para salvar a quienes querían. Se me agotaba el tiempo.

CONTINUARÁ

Amigos, Física y CelosWhere stories live. Discover now