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Casa de Irie

Dejé la maleta en el salón y subí a mi habitación para dormir algo. Había ido a Italia para relajarme y poder pensar y desconectar, pero todo se había torcido. Había descubierto que el futuro está en peligro. Byakuran iba a acabar con el mundo... Y yo tenía que intentar evitarlo... El mundo estaba sentenciados.

No podía hacerlo solo. Tsunayoshi-san y su familia serían sus pasos de cerca, pero yo estaba en su cama, por lo que tenía un papel aún mayor.

Tenía ganas de verles. Necesitaba verles, abrazarles, besarles. Llamé a Byakuran para oír de nuevo su voz, pero no me cogió el teléfono.

Encendí el ordenador y lo conecté a internet. Vi que Spanner había intentado contactar conmigo unas 93 veces. Me sentía culpable. Marqué su número para pedirle una videoconferencia, pero no la aceptó.

Se me rompió el corazón. Me lo tenía bien merecido por haberles hecho eso. Me tiré en la cama y rompí a llorar. Les había perdido. No podría ayudar a la familia Vongola a salvar el futuro.

Volví a llamar a Byakuran al móvil, pero tampoco lo cogió esta vez. Algo no me dio buena espina. Llame al teléfono del taller de Spanner.

- Por favor, por favor, por favor...

-¿Sí?

-¡Spanner!

-¿Quién es?

-Soy yo. Soy Shouichi.

Se le escuchaba con la respiración acelerada, y además se escuchaba qué había otra respiración. ¿ Me había cambiado?

- Dios Shouichi, creí que no volvería a oír tu voz. ¿Estás bien?

- Si, ¿podríamos hablar por VC?

-Claro... Claro, ahora mismo.

Colgó el teléfono y en menos de dos minutos me llegó el aviso de la videoconferencia. La acepté temiendo encontrar a su amante.

-Hola...

-Shouichi, que alegría. Me alegro tanto de verte. Nos tenías muy preocupados.

- Lo siento pero necesitaba tiempo.

- Lo entiendo

Se oyó un ruido detrás de él. Vi una sombra, la sombra de su amante.

-¿ Quién está contigo Spanner?

-Soy yo Shou-chan.

La silueta de Byakuran apareció de entre las sombras. Respiré aliviado.

- Por fin das señales de vida. Ya era hora.

- Lo siento... Vosotros tampoco me cogisteis las llamadas.

Byakuran cogió el móvil y vio las dos llamadas que le había hecho.

-Vaya... Como estabamos trabajando no me di cuenta.

Noté algo sospechoso en ellos pero lo achaqué al trabajo en el taller de Spanner.

-¿ Podríamos vernos ahora?

-Claro. ¿ Quieres que vayamos a tu casa?

- Por favor. No tengo ni fuerzas para levantarme.

-Vale. En 15 minutos estamos allí.

Colgué y cerré el ordenador. Me tumbé en la cama. Cómo había sido tan idiota para pensar que Spanner tenía un amante. Qué tonto soy a veces.

El tiempo pasaba pero los chicos no llegaban. Cogí el móvil y marqué el número de Byakuran. Empezó a sonar una musiquita que reconocí al instante. Por la cercanía, intuí que estaban en la puerta. Cuando abre la puerta, les encontré a los dos con la respiración agitada. Les sonreí y ellos me sonrieron.

- Pasar, pasar. Prepararé algo.

Entraron y fueron a la cocina. Se sentaron en una silla y esperaron a que yo me sentara para hablar.

-¿Dónde has estado?

-¿Qué has hecho?

-¿ Porque no nos dijiste nada?

-¿Porque no nos has llamado?

-¿Ya no nos quiere?

- Más despacio. He estado en Italia. He visitado monumentos y he reflexionado mucho. No os dije nada para que no fuerais a por mí. No os he llamado para poder tomar una decisión. Y si, os quiero más que a mi propia vida.

Noté en sus miradas un destello de culpabilidad, pero aún no sabía a lo que podría desembocar.

CONTINUARÁ

Amigos, Física y CelosWhere stories live. Discover now