La habitación perfecta no existía hasta que me trajo aquí.

Una estancia digna de un amo y una sumisa. El que mi irlandés tenga los mismos fetiches que yo, me enciende de sobremanera.

Fustas, paddles, grilletes, esposas, látigos, pinzas, juguetes de todo tipo yacen expuestas como exhibiciones sobre finos estantes en las paredes y también fuera de ellas.

Hay una cama con palcos negros a cada extremo, no hay sábanas, solo es una hermosa cama tapizada en cuero rojo, con almohadas y cojines del mismo material.

Niall me lleva de la mano hacia el borde de la misma posicionándose a mi lado.

Emocionada es poco para describir la forma en como me siento.

—Recuestate boca abajo... —Obedezco y acato la orden sintiendo como la frialdad del cuero me endurece los pezones. Me remuevo bajo su cuerpo cuando siento sus piernas a cada lado de mi cadera.

Retira mi cabello de la espalda y la deja libre soltando las hebras sobre mi hombro. Sus labios recorren la piel de mi hombro, mi espalda, y mi cadera enviando un ligero azote hacia mi trasero que me hace respingar. Siento su ausencia unos momentos pero pasados un par de segundos, un líquido tibio es rociado sobre mi espalda y este se desliza lentamente a cada lado de mi cuerpo. Tomo una de las almohadas forradas del mismo cuero y la posiciono debajo mi barbilla y brazos. Sus manos hacen magia en mi cuerpo masajeando las zonas específicas donde resiste la tensión.

Aceites corporales.

Masajea mis omóplatos, la parte baja de mis costillas, los musculos al final de mi espalda y finalmente se dirije hacia mis glúteos y mis piernas.

—Como que esto me está estorbando... —miro sobre mi hombro y no espera respuesta de mi parte a la hora de arrancar de un solo tirón mis bragas desgarrando el encaje. Se deshace de ellas y dirige sus labios hacia mi trasero—. Mucho mejor —besa mis glúteos como si se trataran de mis propios labios. Me hace quedar de rodillas con el pecho y la mejilla aún pegadas en a la almohada y la cama.

Al principio creí que ya iba a suceder pero no. Nisiquiera se levantó y me hizo olvidar todo el estrés de la semana usando solamente su boca. Reprimo un gemido cuando sus labios y su lengua succionan y saborean recogiendo todo rastro de mi humedad.

Me permito disfrutarlo, todo esto mientras sus manos continúan masajeando deliciosamente mis músculos poco a poco menos tensos.

Magreo inconscientemente el trasero más hacia atrás, entiende lo que quiero y lo que mi cuerpo exige. Un azote llega sin previo aviso dejandome los glúteos ardiendo. Otro y otro, me excito con cada golpe mientras su lengua continúa chupando todo ahí abajo. Gruñe como poseso hasta que se abre paso entre mis pliegues e introduce un dedo en mi humedad cavidad. No dura mucho pues diviso su rostro meterse entre mis piernas, recostado boca arriba sobre la cama. Tiene una vista perfecta y exacta de mi vagina, se relame los labios y acaricia mis piernas bajo las miradas ardientes y curiosas por saber lo que quiere.

—Siéntate nena... —trago duro, sin embargo, acato la deliciosa orden.
Estruja mis glúteos y su lengua causa tirones mientras se magrea y saborea mi sensible clítoris. Chupa y besa mis labios externos, succiona la temblorosa perla roja e introduciendo en mi, dos dedos esta vez.

Gimo descontrolada, a este paso me hará llegar en cualquier momento.

Deslizo mis manos sobre mi resbaladiza piel, el aceite corporal me permite sopesar la sensibilidad del tacto en mis pezones cuando los rozo con mis dedos, los acaricio y los pellizco incrementando la burbuja de excitación que se crea en mi centro.
Arqueo la espalda con una mano jugueteando mis pezones y la otra sosteniendome por detrás sobre el abdomen del irlandés. Exploto por primera vez y él sin miramientos, recoge todo lo esparcido y restantes de mi reciente orgasmo.

𝐃𝐀𝐃𝐃𝐘 #𝟏 |njh| © Onde as histórias ganham vida. Descobre agora