Caja de Recuerdos

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Narrador omnisciente:

Michael se encontraba sentado en su gran cama, con los ojos llorosos, se sentía tan solo, tan acabado por las burlas que tenía que escuchar a diario, aunque ya se había convertido en rutina, no descartaba que se sintiera muy herido, no tenía a más nadie que lo entendiera, pues recientemente había perdido a la única persona que comprendía su sentir. ¿Cómo la vida puede ser tan dura con alguien tan dulce? Fácil, en la vida hay que aprender que ser bueno no siempre te trae buena suerte, pero aún así, Michael no deja su bondad de lado, aunque ahora debe ser muy precavido cuando se trata de confiar en alguien, pues nunca se sabe cuando lo traicionarán o cuando le darán la espalda.

Entre llantos Michael le rogó a  Dios que no lo dejase desamparado, que le enviara un ángel guardián que jamás lo deje solo y que lo acompañe durante todo el trayecto de los juicios y lo que le queda de vida.

Como si fuese un milagro, mientras Michael se frotaba los ojos para limpiar sus lágrimas, un gran destello color verde neón invadió la habitación, dejando ver a un joven peli-rojo vestido de verde, con una dulce y amistosa sonrisa, la cual se borró al ver la cara de tristeza de Michael.

 —Oye, no llores, los reyes no lloran...¿Qué sucede? —el joven se sentó a su lado y le acarició sus rizos.

—¡Me siento tan solo! —exclamó mientras le salían más lágrimas y tapaba su rostro.

—ya, tranquilo, no estás solo —lo abrazó, Michael dejó caer su cabeza en su hombro.

—Quisiera irme volando a un mundo donde nadie me juzgue por como soy y me comprendan...

Una idea apareció en la cabeza del nuevo guardián de Michael.

—Yo puedo hacer que eso se cumpla, podemos volar a un lugar donde no te sentirás solo.

desde que el joven peli-rojo apareció, Michael no se dio el tiempo para ver de quien se trataba, de ver quien era esa dulce persona que lo estaba consolando, hasta que hizo a un lado su cabello y vió a quien menos esperó ver en su vida.

—¿Peter Pan? —preguntó sorprendido.

— Pedíste que alguien te cuidara, y aquí estoy —sonrió. —Puedo cumplir tu sueño de volar, alguien por ahí me dijo que te encantaría poder volar como yo —rió.

—pero ¿Cómo lo harás? —preguntó con demasiada curiosidad.

—Solo tienes que creer... cierra los ojos y piensa en algo que te haga muy feliz... —Se puso detrás de Michael y le acomodó los brazos de manera extendida y le roseó polvo de hadas.

Michael cerró los ojos e imaginó una hermosa niñez, donde tenía muchos amigos, los cuales jugaban los típicos juegos que cualquier niño juega. 

Se concentró tanto en su imaginación que no se dió cuenta que ya estaba levitando por el cuarto.

—Ahora, solo equilíbrate y déjate llevar... —Habló Peter.

—¡Lo estoy logrando! —exclamó Michael emocionado.

Peter se paró en la esquina de la ventana de la habitación de Michael y la abrió.

—¿Estás listo? —Preguntó a Michael con una sonrisa amplia.

Michael no esperó nada y salió volando con rapidez mientras reía, Peter lo miraba con una gran sonrisa, finalmente Michael cumplió su sueño, ojalá eso perdurara por siempre y jamás tuviera que sufrir otra vez, que todos esos monstruos desaparezcan del planeta y finalmente lo dejen en paz, pero lamentablemente, todo tiene su final.

Peter y Michael se la pasaron toda la noche jugando y volando por los aires mientras reían como dos niños, hasta que ya era la hora de decir adiós.

—Bueno, Applehead, ya es hora de despedirnos... —Dijo Peter mirando a Michael el cual ya había aterrizado, ya estaba acostado en su cama, y una cara de tristeza. 

—¿Volverás? —Preguntó Michael con los ojos cristalizados.

—Vendré cada noche a visitarte, te presentaré a los niños perdídos y pelearemos contra Garfio. —Ambos rieron.

—No sabes cuanto espero que vuelvas —Dijo mientras veía como Peter lo arropaba con la sabana y le secaba las lágrimas.

—Te prometo que algún día, todo ese sufrimiento acabará...hasta entonces...Applehead.

Peter hizo su típica reverencia y desapareció con el mismo brillo verde con el que apareció.



Las visitas de Peter a Michael continuaron, hasta que un día, Peter decidió llevarse a Michael para siempre a su hogar, Nunca Jamás, donde no tendría que sufrir de las constantes burlas que sufría en La Tierra, la partída de Michael dejó a muchos con un hueco muy grande en el corazón del mundo, sobre todo en el de su familia, pero todos sabían que Michael estará en un mundo mejor y lleno de aventuras.

Talvez la primera regla de Nunca Jamás sea que solo habiten niños perdídos, pero jamás dijeron que no pueden entrar los adultos con el corazón de uno de ellos...

"Neverland is home, to lost boys like me, and lost boys like me are free."

Sueños Con Michael JacksonWhere stories live. Discover now