The night is magical when I deam of you || Chanlix

Capítulo 1

Dio las gracias y cerro la puerta, camino hasta estar a la altura del ataúd, enorme y negro. Le hubiese gustado mirarlo, pero aun cuando el anciano había hecho un trabajo asombroso el podía notar los cortes, podía notar las heridas y podía notar la falta de vida. Chris no era así, Chris siempre sonreía para el, siempre abría sus brazos y lo aferraba.

Sentía mucho frio, sentía tanto frio que le dolía el cuerpo, miro el ataúd y quizá estaba más triste de lo que jamás había estado y quizá había estado demasiados días sin dormir porque, aunque hace unas cinco horas no había querido abrir el ataúd ni mirarlo justo ahora es lo que más necesitaba.

Abrió la tapa, sus lagrimas comenzaron a caer nuevamente y paso el dedo por su mejilla, con calma ¿Estaría bien? No, pero el no estaba bien. Se desato los zapatos y sin pensar se metió a la caja, sintió como algo se movió de lugar y sintió una angustia dolorosa que le anudó la garganta y sollozo, pero no se movió.

Estaba frio, no olía a él, no se sentía como el. Pero aun así se quedo dormido.

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Creyó escuchar la puerta, gimió bajito y se aferro al cuerpo de Chris intentando dormir de nuevo.

No duermas aquí.

Sonrió, pensando que sería su voz. Suspirando y soñando las veces que se lo murmuro al oído. Casi pudo escuchar los pasos acercarse, casi pudo sentir su mano cálida y callosa acariciar su cabello y su risita. Sonrió, y aflojo el agarre quedándose por fin dormido.

Alguien le sujeto con dulzura, el olor, el calor y la manera de tocarle... Abrió los ojos y sintió un alivió doloroso, un alivió que casi le mataba. Era Chris, SU CHRIS.

Lo aferro con fuerza y él le consoló. Le consoló con calma, y le recostó sobre el en el sofá. Besando su frente, sus labios y sus mejillas. Le calmo y el solo le miro con miedo – Dime que no es un sueño

Chris solo sonrió y beso su frente – Descansa mi amor

El no quería hacerlo, de verdad que no, pero estaba tan agotado y Chris estaba ahí con el...

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Un suave movimiento le despertó, abrió los ojos y el anciano encargado le miraba con pena y calma – Ya amaneció, pronto podremos llevarlo al lugar

Con angustia se levanto, miro a todas partes y no había rastro de Chris – ¿Dónde está?

El hombre le miro – ¿Quién?

El no dudo – ¡Mi esposo! – le dijo con obviedad – El estaba aquí

El hombre le miro con tanta pena que casi le hace tener un ataque de ira, pero la suavidad con la que le respondió le devolvió a su estado deprimido y roto – Tal vez vino a despedirse. Usted es joven, quizá vino para que pudiera seguir con su vida, consolarlo y dejarlo seguir

El frunció el ceño, pero no pudo evitarlo y se soltó a llorar con amargura – Yo no quiero eso, yo lo quiero a el

El hombre suspiro, pero se sentó a su lado y sujeto su mano hasta que se calmo.

Publicado: 27.09.21 12.14