Capítulo 31

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-Genial, ¿dónde duermo yo ahora?-preguntó Emma una vez estaban fuera del apartamento de Percy.

Sabrina la miró pensativa, palpando el sobre que escondía. 

-Ven conmigo. Trabajo por las tardes y muchas veces llego algo tarde, pero te las apañarás. Además, tengo una tele más grande y el piso está mucho más limpio que el de tu noviete. Puedes darte un baño si quieres.

-¿Tienes bañera?-se sorprendió Emma. 

-Ahora gano bastante más que cuando estaba en el orfanato-respondió la mayor empezando a andar.

-Pero antes le has dicho a Laura que no tienes trabajo.

-¿Alguna vez le he dicho la verdad a esa inútil? Camina un poco más rápido, quiero llegar pronto a mi casa y descansar, me habéis mareado todo el día.

Eso en verdad era una excusa, Sabrina quería llegar rápido a casa para ver lo que contenía ese sobre que Percy ocultaba en su baño. Veinte minutos más tarde se pararon frente un bloque de pisos más alto que el del chico. Entraron y se subieron en el ascensor para detenerse en el cuarto piso. Emma se asombró al ver lo grande y blanco que era el apartamento con su salón, su cocina, su baño y su habitación.

-Esto es enorme-dijo.

-Sí, sí, anda, ves al baño y túmbate un buen rato en la bañera, ya verás que relajada te vas a quedar.

Emma no necesitó que se lo dijera dos veces y entró en el cuarto de baño, peleándose con su camiseta. Sabrina se sentó en el sofá y sacó el sobre. No tardó ni cinco segundos en descubrir las fotos y documentos que había dentro. Las imágenes eran de Will y Laura, del niño que tenían, de un señor mayor en bata blanca, de los padres y la hermana de Percy, de un chico alto y castaño que aparecía sobre todo con una mujer pelirroja embarazada, de Emma y...

-No me jodas.

Mi amor no es ciego.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora