- Es necesario para que podamos ganar, pero Sasuke no quiere aceptar que tengo que ir - respondió con resignación - aunque no puedo culparle por ello.

- No me hace mucha gracia que te vayas. - Confesó sin mirarla - pero estoy segura de que puedes convencer a Sasuke-kun para que acceda a tu plan.

- Ya lo intenté y mira lo que pasó - le dijo la pelirrosa desanimada.

- Quizá no usaste los argumentos adecuados - le dijo con una pícara sonrisa.

Sakura enrojeció hasta la raíz del cabello.

-… yo… eres una… - balbuceó avergonzada.

- No te esfuerces en hacerte la santa - dijo levantándose para marcharse mientras le dedicaba una sonrisa desvergonzada.

Maldita cuatro ojos entrometida . Aunque tenía razón en que debía ir a hablar de nuevo con Sasuke, no le gustaría tener que marcharse mientras él seguía enfadado con ella, y… quizás no era tan mala ocurrencia que aceptase la idea. Definitivamente había cometido un error al soltárselo a bocajarro.

Se encaminó andando con seguridad al interior de la casa portando un brillo descarado en la mirada.

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Sakura abrió la puerta de la habitación de Sasuke con cuidado y la cerró tras ella. El Uchiha se encontró mirando por la ventana que había al otro lado de la habitación, dándole la espalda y apoyando las manos, una en cada del marco.

Por supuesto, él sabía que era ella la que había entrado. Seguramente, la había percibido desde que comenzó a subir la escalera, y por ello se había colocado de espaldas a la puerta para que pudiera percibir lo enfadado que estaba y que no quería hablar con nadie. Básicamente, le estaba diciendo sin palabras que se largara y lo dejara en paz.

La pelirrosa se acercó y apoyando la frente en su espalda, le rodeó el torso con los brazos y comenzó a acariciar sus trabajados pectorales, lentamente. Él siguió sin mostrar ninguna intención de reconocer su presencia, de modo que la chica se deslizó hasta quedar frente a él, que seguía sin mirarla manteniendo sus ojos cerrados, como si se hubiera dormido de pié.

Un brillo de desafío cruzó los ojos verdes de la muchacha. ¿Así que me ignoras, eh? Eso lo veremos.

Sakura se puso de puntillas y pegándose a él comenzó a lamer el lóbulo de la oreja del pelinegro que se estremeció levemente, sin dar todavía su brazo a torcer.

La kunoichi siguió besando la sensible piel del cuello de Sasuke justo debajo de su oreja, mientras emitía sensuales gemidos, soltando el aliento en la zona que quedaba húmeda después de pasar su lengua. Pudo ver cómo él apretaba las mandíbulas intentando mantener el control y sonrió con satisfacción.

- Mmmm… Sasuke-kun… ¿aun estas enfadado? - ronroneó seductoramente.

El muchacho luchó por mantener el ritmo de su respiración que se aceleraba por momentos.

Joder. Le había llamado Sasuke-kun. Maldición. Era cruel, ningún mortal podía resistirse a la tortura a la que la pelirrosa le estaba sometiendo en ese instante. Se estaba esforzando mucho en mantenerse impasible, nunca le había resultado tan difícil. Puede que tuviera un carácter de hielo pero era un hombre y por Kami que si seguía restregándose así contra él, no respondía de sus actos.

El pacto (SASUSAKU)Where stories live. Discover now