Capítulo 15

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Al día siguiente me levanté temprano. Muy temprano.

Sabía que Justin vendría a buscarme. Aunque no le dije la dirección en la que me quedaba, él usaría el rastreador de mi celular.

Llegué a mi trabajo antes que todos. Sólo el personal de seguridad estaba allí.

—No puede estar aquí, señorita. Aún no se abren las oficinas. —me detuvo un guardia.

Siempre lo veía sacando a gente del edificio muy groseramente. A veces los tironeaba muy brusco.

—Cállate, idiota. —escuché como le susurraba un guardia más joven al acercarse. —Pase adelante, Señora Bieber. Discúlpenos. —me sonrió.

—¿Tu nombre? —le pregunté al malhumorado guardia.

—De..Demian Woodly. —respondió.

Yo sólo asentí  y caminé a mi oficina.

Podría despedirlo por su arrebato.

Entré a la oficina y cerré la puerta con llave.

Dejé pasar los minutos. Pronto no estaría aquí. No podría vivir sabiendo que dependía aún de Justin.

¿Me estaba separando de él? Pues… así parecía.

Pero yo no quería eso.

De pronto escuché un alboroto afuera pero ni siquiera me inmuté.

Sólo… hasta que mi celular sonó.

—¡_____! ¡Ay, _____!—gritó Scott del otro lado. —¡Nos robaron! No… ¡Ataque terrorista! Ugh, no.. —él peleaba para encontrar las palabras correctas. —¡Una trampa! ¡No tengo puta idea, Dios mío!

—¿Qué pasa? —dije desganada.

—No sé.. eso me pregunto yo. Perdóname… debí llegar más temprano.

—¿Qué pasa? —repetí, esta vez más alarmada.

—Tu puerta… la de tu oficina. Está cerrada desde adentro. Alguien ha entrado… es probable. Dios, quizás robaron los archivos—gritó histérico.

Me paré, rodando los ojos y caminé a la puerta.

—Ve a mi oficina e intenta abrir la puerta—le dije al teléfono, una vez que ya le hube quitado el seguro.

—Vale.. vale.

Sentí sus pasos cerca y luego la manilla de mi puerta.

—¡Aaaaaaah! —gritó al entrar.

En ese mismo instante me asusté y grité con él.

—¡Aaaaah! —chillé saltando.

Me vio, me examinó, y comenzó a reír.

Yo lo seguí. Por lo menos estar con él me hacía olvidar algunos problemas.

—¿Por qué mierda no me lo dijiste? ¡Pensé lo peor!

—Ya me doy cuenta…

Entró del todo y dejó donuts y café en mi escritorio.

—Pasa algo. —dijo de inmediato.

¿Cómo… se daba cuenta?

—Solo son.. algunos problemas personales.

—¿Puedo ser útil en algo? —preguntó tomando mi mano.

—No…—me la pensé mejor y contesté—sí. Necesito tu ayuda.

Nos sentamos en mi escritorio y habló.

But The Heart Want What It Wants ➳  j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora