P R E F A C I O 🍒

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Dedicado a mi bella LunnaDF por ser mi mejor amiga y la primera persona en enterarse de mis proyectos (y por aguantarme estos años, te amo) ♥

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—¡Mi hija no es ninguna retrasada!

Me encojo en mi lugar, fuera de la oficina del director. Los gritos de mi madre se escuchan hasta el pasillo y logra que todas las miradas curiosas de quienes pasan por ahí en esos momentos se fijen en mí, haciéndome pasar vergüenza. El eco de las pisadas, las risas y los cuchicheos rebota en las paredes y se me clava en el pecho, aumentando el dolor que me causa la situación.

—Señora, yo jamás he dicho...

—¡Tal vez usted es quien no sabe enseñar! —le corta mi madre—. Qué casualidad que usted es el único que tiene problemas con Harper.

—No tengo problemas con ella —dice mi maestro con calma—. Es una buena chica, es solo que se le complica mucho comprender algunas cosas sencillas como...

—Si se dedicara a enseñar en clase y no a decirle que averigüe ella sola cómo hacer todo en casa, tal vez las cosas serían diferentes.

A mi madre le encanta interrumpir a las personas mientras hablan. Y culparlas también. Es algo a lo que me he acostumbrado, pero no quita que sea un hábito molesto. Si no estuviera tan mortificada y asustada por lo que va a pasar conmigo, probablemente giraría los ojos, hastiada de su soberbia, pero la verdad es que estoy muerta de miedo y en mi cabeza no hay espacio para otra emoción. Solo puedo pensar en las consecuencias de que la hayan citado, las cuales sé que no serán para nada agradables.

El profesor Thomas suspira e intenta armarse de paciencia para razonar con ella.

—No la cité aquí para discutir, señora Goon.

—Ya sé lo que quiere que haga, pero le repito que mi hija no es retrasada ni nada parecido por lo que no necesito llevarla con un especialista. Es un poco despistada, pero con algo de disciplina se le pasará.

Coloco la frente sobre mis rodillas e intento aguantarme las ganas de llorar. Con un poco de disciplina, dice. Como si eso sirviera de algo. Como si fuera rebeldía y no estupidez.

A veces odio esto. Odio todo. A mí, mis compañeros, mis padres, la escuela... A veces odio todo y solo quiero desaparecer. Pero en ocasiones, cuando las cosas van bien, cuando no es tan malo, me digo que puedo seguir adelante.

Tú puedes. En algún momento esto mejorará. No te rindas.

Poco a poco la conversación baja de volumen hasta que me es imposible seguir escuchando. Tengo las manos hechas puños y lágrimas pican tras mis ojos. No es la primera vez que llaman a mi madre. Tampoco es la primera vez que insinúan que tal vez no soy muy inteligente.

No es la primera vez que me siento así... y dudo mucho que sea la última.

Me muerdo los labios y aprieto los párpados para evitar romper en llanto cuando escucho cómo se eleva una vez más la voz de mi madre. Ya sé la bronca que me espera en casa. Los reproches y las miradas de decepción. Odio la idea de pasar por eso otra vez. No quiero que me cambien de escuela de nuevo. No quiero empezar desde cero... aunque tal vez sea lo mejor.

Aquí todos me miran como la niña estúpida que soy.

No seas estúpida, Harper.

He escuchado esto tantas veces saliendo de boca de mi madre y mis compañeros que me cuesta creer que no pueda ser verdad. He empezado a decírmelo a mí misma también.

Cherry bombWhere stories live. Discover now