Capítulo 2: Celos

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Salón de fiestas

—¡Ran! —saludó una castaña de cabello corto, Sonoko Suzuki acercándose a estos con un vestido rojo largo, de gran escote. 

—¡Sonoko! —saludo de vuelta a Ran.

—¡Hola, niños y niñas! —volvió a saludar la chica rica, inclinándose hacia los niños, mostrando aún más su pecho.

Esto no sería realmente "raro" después de todo un niño no se fijaría en algo como eso, pero… entre ellos estaba un niño con mente de adolescente y su novia muy molesta al ver que este desvío ligeramente su mirada al pecho de la chica.

—Miras y te juro que te mato. —susurró de forma tenebrosa Ai, en el oído de su novio.

Un escalofrío frío de puro terror atravesó su columna. —¡C-Claro que no! ¡Estás loca! —trató de sonar firme pero le era imposible al sentir la mirada tétrica de su chica.

—Sonoko-san, ¿No me digas que esa insignia es...? —escucharon ambos de un sorprendido Mitsuhiko, notando algo en particular, aún así allí estaban en una pequeña tensión que al parecer nadie notaba.

—¡Oh! ¿Esto? —habló Sonoko tocando la insignia en su pecho, poniéndose erguida.

—¿Sonoko, eres una de las elegidas? —preguntó sorprendida Ran.

—Viene de la sección de inversiones de la empresa Suzuki de la Industria del juego. —respondió tranquila, como si no fuera la gran cosa.

—Ella es muy afortunada… —dijo Mitsuhiko mirando la insignia.

Mientras que el de lentes mantenía la mirada en el salón, por miedo a su novia.

—¡Qué genial! Yo también quiero una… —le siguió Genta aburrido.

—¡Olvídense! —afirmó antipático un niño de 12 años, moreno, cabello negro puntiagudo y un traje de chaqueta roja y un balón en su mano. —Nuestro estatus es demasiado diferente. —volvió a hablar Moroboshi Hideki, nieto del Vicepresidente General de la Policía Metropolitana.

—Para empezar, ¿realmente fueron invitados aquí? —le siguió de forma burlesca otro niño de cabello castaño largo atado en una coleta, una barbilla gruesa y traje verde, Takizawa Shinya, hijo de un político del Partido Gubernamental.

—¡Qué maleducados! ¡Yo misma los he invitado! —reclamó con molestia Sonoko.

—Vaya, vaya. Pero si es la señorita de la Corporación Suzuki. —saludó a Sonoko, un niño de 11 años, de ojos achinados, piel pálida, cabello oscuro, de saco azul y camiseta interna rosa, Kikukawa Seiichiro, hijo de un Kyogen-shi, en una reverencia a esta.

—Escuchen, las vidas de las personas están predestinadas en el momento en que nacen. —volvió a decir petulante Hideki.

—¡Exacto! Como dicen, "La buena ropa elegirá a la persona que deba usarla". —habló alegre un niño de 11 años, gordito, traje color piel, con una pajarita roja, Emori Akira, nieto del Presidente de una Cooperación Financiera Bancaria.

—Los que no fueron elegidos pueden simplemente mirarnos con envidia desde el exterior. —dijo grosero Shinya.

—¡Estos chicos me están haciendo enojar! —murmuró con molestia Genta.

—¡Papá! ¡Regañalos un poco! —ordenó Ran, mirando a su padre que seguía bebiendo copa tras copa.

Mouri se aclaró la garganta después de dejar de beber y llegó con todos logrando que el camarero al fin se fuera. —Escuchen, muchachos, no deben tomar la vida a la ligera, incluso las vidas que parecen más estables tienen obstáculos. Algún día, cuando ustedes también sean adultos, entenderán esto. —"sermoneo" Kogoro.

El Fantasma de Baker StreetWhere stories live. Discover now