Capítulo 14

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Stephen West.

Ser el tío consentidor nunca se me dio bien, primero, no tenía hermanos que consiguieran convertirme en tío, y ninguno de mis amigos se había convertido en padre, hasta ahora.

—Steph, esto ha sido demasiado —pronuncia Alexander un tanto sorprendido por la cantidad de regalos que han sido dejados en la sala de su hogar. Desde un Lamborghini en color rosa como pidió Grace, hasta un enorme arreglo floral con el nombre de Harriet grabado con rosas rojas.

—Bueno, gastar miles de dólares en mi primera sobrina me hará inmediatamente en el tío favorito.

—Eh, no —interviene Ethan—. De nada le va a servir que le des regalos caros si no va a tener tu cariño. Yo seré el tío presente que le enseñará todo lo que debe de saber.

—Definitivamente no —objeta Jake —Esa pequeña amará al tío Jake, ¿olvidan que mi madre en una excelente cocinera? Deseará pasar tiempo con nosotros, como de lugar.

—¿Quieren dejar de discutir sobre a quién querrá mi hija más? —inquiere Alex—. Apenas lleva unos días de nacida, no sabe ni quiénes son.

—Mientras más pronto lo sepa, mejor —aseguro—. Tengo una duda, ahora que has entrado a la etapa de la paternidad ¿nos abandonarás?

—Colton me dio unos meses de descanso, para pasarlo con mis chicas —informa con una sonrisa—. No hay compromisos pronto, así que no notarán mi ausencia.

Los chicos se enfrascan en una nueva discusión hasta que el timbre de la casa suena. Los tres guardamos silencio en ese instante mientras Alex camina hacia la puerta.

—Hola, Marian —Ethan, Jake y yo compartimos una mirada. La madre de Alexander ingresa con varias bolsas de regalo, al parecer no era el único que pensaba que para ganarse el cariño de un niño había que gastar miles de dólares en obsequios.

La mujer repara en nosotros.

—Vaya, toda la banda reunida —dice con una sonrisa—. Hola.

Nosotros sonreímos por educación. No bastaba investigar mucho para conocer quien había sido Marian Campbell, la mujer acusada de explotar a su hijo hasta el cansancio estaba frente a nosotros.

Alex no hablaba mucho sobre ella, ignoraba a la prensa cuando le cuestionaban sobre su relación y siempre buscaba como librarse del tema. Así que, verla en la sala de su hogar no es algo que nosotros esperásemos.

—Señora Campbell —saluda Ethan.

—Ethan, deberías hacerte un nuevo corte de cabello. La prensa no dejará de hablar de tu aspecto en semanas —señala. Él se toca el cabello, en un gesto de confusión. Luego, repara en mi presencia—. Stephen, ¿acaso no tienen a una chica encargada de vestuario? —cuestiona hacia Alex—. ¿Qué dirán las revistas...?

—Marian, creo que no estás aquí para eso —le recuerda Alex.

—Claro, aunque llamaré a su manager, debe cuidar el aspecto de cuatro apuestos chicos y no malgastarlo.

—Sí, si —indica Alex—. Harriet está arriba con Grace, puedes subir.

Ella lo hace, sus pasos resuenan por los altos tacones que porta y el silencio nos consume.

—¿Qué hace ella aquí? —inquiero—. ¿A caso...?

—Estamos intentándolo de nuevo —responde sin mirarnos. Mostrando repentino interés en el arreglo floral de la sala—. ¿Son orquídeas?

—No intentes cambiarnos el tema —reprende Ethan—. Alex ¿qué hace esa mujer en tu casa, visitando a tu hija?

El resopla.

—Estamos intentando recuperar nuestra relación. Ha pasado tiempo y sigue siendo mi madre.

—¿Tu madre? —inquiero—. ¿De verdad?

—De acuerdo, sé que no lo entienden ahora, pero...lo necesitaba ¿sí? No podía pasar odiándola toda mi vida. Que regrese a mi vida no significa que tenga que darle el control de nuevo.

—¿Qué opina Colton de esto?

—Colton no opina nada sobre mis relaciones familiares, sabe que no son sus asuntos —me mira con molestia.

—Si sabes que estamos preocupados ¿no es cierto? —inquiere Jake mirando las escaleras—. Te hizo mucho daño.

—Lo hizo, pero no puedes mantener el rencor hacia una persona por años. Ella...fue buena conmigo durante toda mi infancia, fue una madre por largos años hasta que tomó una mala decisión. Si puede a regresar a ser esa madre, entonces no le quitaré la oportunidad.

—¿En serio necesito un nuevo corte? —inquiere Ethan hacia nosotros.

—Su sinceridad nunca se ha puesto en duda —replica Alexander con diversión—. Y amigo, creo que si lo necesitas.

Luego de eso le sigue una nueva discusión sobre si nuestros aspectos eran los mejores, era divertido molestarnos unos a otros diciendo cosas que evidentemente no eran verdad.

Nos marchamos a casa cuando la noche entra, el auto compartido estaciona fuera de mi hogar y me despido de los chicos antes de bajar. Se sentía reconfortante volver a casa, esto era lo único que detestaba de las giras, pasar tanto tiempo lejos de mi familia, de mamá, y de Tracy.

Mi pequeña mascota corre por la sala cuando escucha mi llegada, luego de darle la atención necesaria, me encamino al baño.

Una ducha al final del día siempre era la mejor forma de recuperar fuerzas, me coloco el pijama y poco tiempo después, me encuentro en mi cómoda cama dispuesto a descansar.

Una sonrisa tira de mis labios mientras observo la pintura del techo sobre mí. Joder, que increíble era esto.

¿Alguna vez has sentido que te encuentras viviendo un sueño? ¿Algo tan increíble que pareciera no ser verdad?

Justo así me sentía desde el momento en el que la banda se formó, sentía que un día despertaría y me daría cuenta de que lo vivido, no era más que un sueño. Que seguiría siendo el chico encargado de la guitarra en una banda sonora.

Que todos los conciertos, las composiciones, absolutamente todo, era una fantasía.

Pero era real, estaba sucediendo. El mundo nos conocía, hacíamos vibrar auditorios, el público gritaba nuestros nombres, cantaban a coro y nos entregaban tanto apoyo, que era mucho más del que merecemos. 

En ocasiones, tener un último deseo no es sinónimo de desesperanza, sino, que tal vez, un nuevo comienzo está a punto de surgir. 

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The Last DesireUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum