04

682 35 5
                                    

Estoy hablando con papá mientras lo veo entrenar. Están todos corriendo y haciendo ejercicios pero yo sólo lo puedo ver a él.

Scaloni habla, pero yo no presto atención a lo que dice.

Miro sus piernas, brillando bajo el sol. Su frente y cuello mojados de sudor. Sus labios entreabiertos por el esfuerzo. No para en ningún momento de moverse de acá para allá, aunque parece agotado.

—¿Sam me estás escuchando?—papá sigue la dirección de mi mirada, pero igual no puede encontrar a quién le estoy prestando tanta atención. Alrededor de Foyth hay muchos más jugadores— ¿A quién mirás?

—A nadie, pa. ¿Qué decías?

—Ojo con lo que haces Samantha. La mayoría de los que están acá están casados y tienen familia. Por no mencionar que son futbolistas, mis futbolistas.

Ésta conversación ya la había tenido con Sebastian hace unas horas. Asiento con la cabeza pero interiormente me veo a mi misma rodando los ojos.

Si los jugadores pueden cojer con cualquier mina y después dejarla tirada como si nada, ¿por qué nosotras no? Yo nunca dije que quisiera nada con nadie o que me gustaría encariñarme con este o con otro. Mis hormonas se alborotan cada vez que ven al rubio y me imagino las miles de cosas que podemos hacer juntos, pero eso no significa que vayamos a ser nada. Y mucho menos que me interese en otro aspecto que no sea el sexual.

Papá se vuelve a hablar con otros ayudantes de campo y yo me quedo en mi lugar mirando nuevamente en su dirección. Juan bajó un poco la velocidad pero no para de moverse. Yo creo que nota mi mirada, porque cuando sus ojos conectan con los míos a la distancia sonríe como sólo él sabe hacerlo.

Mientras lo miro de lejos me pregunto a mi misma si finalmente obtengo lo que quiero de él ya dejaré de tenerle tantas ganas o si voy a quedar con ganas de más cuando finalmente lo pruebe. No hay otra manera de saberlo que hacerlo. Le devuelvo la sonrisa, y me anoto mentalmente hablarle a Palacios cuando termine el entrenamiento.

Mientras tanto vuelvo a mi habitación y tomo una ducha. Ya estamos de vuelta en Argentina después de que jugaron contra Venezuela. Desde el momento en la habitación no volví a acercarme a él ni tampoco lo hizo conmigo. Ni siquiera a darme las gracias porque según "le di suerte".

● ● ●

—¿Estás segura de lo que estás haciendo?—pregunta Exequiel mirandome con dudas. Yo asiento.

—Si, y sos como la tercera persona que me dice lo mismo.

—Bueno si tantas personas te preguntan lo mismo por algo es.

—Pero ya te dije que si. Me lo pasas o no.

Exequiel saca su teléfono del bolsillo y rebusca hasta dar con lo que quiere. Me mira por última vez antes de tenderme su celular y mostrarme el número que esta agendado como "Juan selección". Anoto los números en mi teléfono y cuando ya lo agendo le sonrío a Palacios.

—Sos un gran amigo, ¿sabes?

—Sam si Scaloni o Sebas se enteran de ésto me matan asique más te vale que no te descubran. Y hagas o que hagas hacelo con discreción.

Asiento y le mando un mensaje a mi nuevo contacto.

Sam: Hola, perdón si te molesto o si te parece muy insistente, soy Sam. Entrenas hoy más tarde o estás libre?

Espero su respuesta mientras me acuesto al lado de Exequiel. Éste chusmea lo que escribo y después se pone a revisar sus redes sociales y a darle like a muchas minas en instagram.

Foyth: Hola Sam, no te preocupes no es molestia. Estoy libre, querés venir a mi habitación?

Bueno, no me esperaba que fuera tan directo pero supongo que de ésta manera es mejor.

Sam: Dale. A las siete si está bien bajo.

Foyth: Te espero;)

Dejo el celu de lado con una sonrisa de estúpida que cuando me doy cuenta que estoy haciendo la borro de inmediato antes de que me vea Exe.

Al fin. Después de tanto tiempo iba a averiguar lo que se siente acariciarlo por completo. Porque una cosa tengo clara y es que no voy a ir a su habitación a hacer de psicologa o hablar. Sino a probar lo que tantas ganas tengo de hacer desde que lo vi por primera vez. Después de ésto seguro se me baja la calentura y ya soy mujer libre de nuevo. Ya no me voy a sentir sucia cada vez que lo mire y lo desvista mentalmente.

—¿Qué te dijo?—me pregunta Pala.

—Que está libre a la tarde. ¿Vos me podrás cubrir?

Exe suspira pero también sonríe. Sé que lo va a hacer. Incluso aunque no se lo hubiera pedido.

—Algunos hijos de puta tienen mucha suerte, si no me crees preguntale a la rubia Foyth.

● ● ●

—Comparto habitación con Nico Taglia pero le dije que si se podía ir a dar una vuelta, para estar más tranquilos—dice Foyth adelantando un anuncio de youtube para escuchar la canción que interrumpe.

—Que mal, con Nico la hubiesemos pasado mejor—me siento en una cama que no sé si es de él o de Tagliafico.

—Te puedo asegurar que solos la podemos pasar mejor— Se sienta en la cama que está en frente y me hace señas para que vaya con él. Me acerco lentamente. Sigue poniendome igual de nerviosa tenerlo cerca, y más porque ahora estamos solos y nadie va a interrumpirnos. Montiel y Pala se encargan de eso.

Sus ojos celestes me miran desde abajo y con sus manos me agarra de las caderas para sentarme encima suyo. Pongo las mías atrás de su nuca y lo miro fijamente. Es tan lindo, y aunque no encaja con su personalidad tiene tanta cara de niño santo que me dan ganas de acariciarlo toda la noche. No tiene barba y de hecho su piel está mejor que la mía y eso que yo me la cuido, no sé él.

—¿Qué?—me pregunta con la voz ronca. Lo siento tan cerca cuando habla que no sé como hago para no derretirme en este momento.

—Es que sos muy lindo—admito con timidez. Acaricio su pelo con mis manos y sigo recorriendo su rostro. Sus labios, su mandibula, sus largas pestañas. No puedo creer que tengo semejante hombre en frente mio.

Unas bolsitas se forman debajo de sus ojos cuando sonríe tímidamente. Ya no es su cara coqueta o su sonrisa sarcástica, creo que está algo avergonzado de que haya confesado aquello. Aprieta mis muslos y acerca su rostro al mío.

—Me haces sonrojar—bromea para disimular pero igual me doy cuenta. Me río para que no lo note y lo acerco más a mi. Nuestras respiraciones se entremezclan y los bellos de mis brazos se ponen de punta al ser realmente consciente de lo que va a pasar.

Porque finalmente va a pasar.

Juan Foyth Where stories live. Discover now