Capítulo 14 | Perder o ganar

192 22 3
                                    

Madison

Lo que más amo de los sábados es que mi padre viene por mi directo a mi casa. ¿Porqué? Mi madre se encuentra aquí.

Siempre me ha gustado que ellos se miren a los ojos, así sean solo unos segundos. Además, conozco muy bien a mi padre y se que aún siente algo por ella.

Lo que no entiendo es porqué no hace nada para conquistarla. Aún no pierdo la esperanza de que vuelvan a estar juntos; los tres, como antes.

Su separación fue lo más doloroso para mí; solo tenía diez años. Como todo niño creí que era mi culpa y lloré. Lloré mucho porque no sabía que había hecho para que mi padre se fuera de casa.

Días después, mi padre me aclaró que nada de eso era culpa mía.

Aún recuerdo cuando me dijo:

Hay parejas que están destinadas a estar juntas toda su vida — sonrió —, tu madre y yo no somos esa pareja, cariño”

Quiero creer que no es así. Que sí están destinadas a estar juntos.

—Mad, tu padre te espera — grita mi madre desde abajo. Sonrío.

Tomo todas mis cosas que había preparado ayer por la noche y bajo a la sala para encontrarme con mi amado padre.

Se encuentra sentado en el sofá con una pierna encima de la otra.

—¡Papá! — lo llamo con emoción. El se levanta y corro hacia el para abrazarlo. El da unos pasos hacia atrás por mi gesto impulsivo y ríe. Ya extrañaba tanto su calor.

—Hola, mi niña — amo que me llame así. Aunque no vive conmigo como siempre he querido, siempre ha sido atento conmigo, me protege y sobre todo me ha demostrado que me quiere. Se separa un poco de mi y deja un beso en mi frente.

Es un hombre realmente guapo. Y no lo digo porque sea mi padre, es la verdad. Tiene unos cuarenta años pero no los aparenta. Sus ojos azules igual que los míos, tienen un brillo espectacular que cualquiera queda hipnotizada por ellos. Ya sé por que mi madre se enamoró de él. Su cuerpo en forma da la apariencia de que jugara algún deporte. Lo que sí hace es ejercitarse.

En fin, no se porqué mi madre lo dejó.

—¿Estás lista? — pregunta, haciendo que vuelva de mis pensamientos.

—Si — asiento.

Veo a mi madre apoyada sobre el marco de la puerta de la cocina mirándonos. Me acerco a ella para darle un abrazo; ella me envuelve en sus brazos cálidos y deja un beso en mi sien.

—Te amo, mi amor.

—Yo también te amo, mamá.

Tomo mi maleta para salir. Mi padre se despide de mi madre pero ésta no lo mira ni por dos segundos dándole un adiós un poco despectivo. Ella me mira y me lanza un beso.

Son siete años separados y mi madre no quiere ni verlo por tanto tiempo. A veces no entiendo porqué. ¿Tal vez se da cuenta de que mi padre aún siente algo por ella? Eso no tiene nada de malo, ¿no?

Salimos de casa y subimos a su auto. Mi padre hace rugir el motor dando marcha a nuestro destino. Bajo la ventana del auto y apoyo mis manos y barbilla en la puerta sintiendo el aire frio de la mañana. Cierro mis ojos e imagino que estoy volando. Sonrío de solo imaginarme volar.

Amo sentir ésta sensación de paz y tranquilidad. Observo los demás autos y casas mientras viajamos. Luego de unos minutos llevo mis manos a mis orejas para sentirlas y río, están muy frías.

—¿Quieres que te dé un resfriado?— pregunta mi padre.

—Soy como una roca, papá — le digo sonriendo, el niega con su cabeza.

30 días para ser un Novio "perfecto" | En ProcesoWhere stories live. Discover now