Consejo Nº14 Parte 2

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Finalmente mis extremidades decidieron funcionar y  me alejé. Jamás había estado más enojada en mi vida. Mi cabeza latía y mi cara se sentía caliente mientras caminaba pisoteando la calle.

¿Quién demonios se creía que era?

Culpable.

Me había sentido malditamente CULPABLE porque no podía obligarme a sentir algo por él.

Y él jamás se mereció ni siquiera eso.

La sangre se agolpó en mis oídos haciendo difícil escuchar más allá de la pulsación de mi corazón. Ni siquiera sabía hacia donde estaba yendo hasta que me encontré tocando su puerta con la fuerza suficiente para echar abajo la casa.

— ¡Es un idiota! — Dije en cuanto Verónica me abrió la puerta.

Ella se hizo a un lado para dejarme pasar y me tiré en su sofá.

 — ¿Quién? — Se sentó a mi lado y me miró.

— ¡Marco!

—  ¡Aleluya! — Levantó sus brazos hacia el cielo riéndose — ¡Mis plegarias han sido escuchadas! ¿Qué pasó?

Le conté con lujo de detalles todo lo que había oído ya que las palabras aun estaban nadando en mi mente como peces buscando que comer y sus ojos se estrecharon mientras me escuchaba.

Se levantó de un salto con sus manos en forma de puños.

Tomé su brazo y la detuve — ¿Dónde vas?

— A dejarlo sin herederos.

— No — Me reí mientras mi ira disminuía después de exteriorizar mi enojo— Está bien. Aunque quiera hacerle pagar por todo lo que dijo. No merece la pena.

— Bueno…

— ¿Qué?

— ¿Qué vas a hacer con lo del concurso?

Suspiré — Creo que lo mejor sería que lo dejara.

— Pero solo faltan tres días.

Fruncí el ceño. Era verdad, el concurso era este sábado. No quedaba casi nada. Ya hasta había comprado la ropa que iba a usar — Ya lo sé, pero no puedo seguir bailando con él sabiendo todo lo que dijo.

— Bueno, ya te sabes bien los pasos ¿No? — Preguntó empezando a caminar por su sala, se detuvo y me miró. Asentí —  Entonces ya no es necesario que sigas ensayando con él, solo espera hasta el sábado, baila con él y listo. Al menos habrás cumplido.

Verónica tenía razón. 

Solo tenía que esperar hasta el sábado. Bailar y listo.

Fue difícil sin embargo, le mandé un mensaje el jueves a Marco diciéndole que tenía que estudiar para un examen importante y que no me quedaría a ensayar y el pareció entenderlo.

Pero al día siguiente cuando inventé otra excusa poco convincente, me interceptó en la salida del colegio preguntando si había algo mal y Dios sabe que no soy una persona agresiva, pero sentí tantas ganas de abofetearlo que tuve que agarrar  mi bolso con fuerza para evitar que mi puño se estampara en su mandíbula.

¿Qué me había gustado de él de todas formas?

¿Era su cabello con reflejos rubios? ¿Su nariz perfecta? ¿Sus ojos claros?

Ahora me daba cuenta de que nada de eso importaba. El podía ser hermoso por fuera, pero eso no garantizaba que lo fuera por dentro.

Solo fue un enamoramiento estúpido.

¡Cállate y Baila Conmigo!Where stories live. Discover now