Consejo Nº10 parte 2

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No sé cuánto tiempo permanecí allí, con mi corazón latiendo con fuerza, la imagen marcada a fuego en mi cerebro. Me eché un poco de agua en la cara y cuando por fin tuve las fuerzas suficientes para salir me di cuenta de que ya no quedaba nadie en el patio.

Por primera vez en mucho tiempo llegué tarde a una clase. Y sorprendentemente mis mejillas no se sonrojaron de mil tonos de rosa cuando todos se me quedaron mirando mientras entraba en la sala.

El profesor de matemáticas se me quedó viendo como si no estuviera seguro de que decirme, como si no supiera cómo tratar conmigo.

— Perdón – Dije alto y claro mientras pasaba de él y me iba a sentar en el único asiento que estaba disponible.

Hubo un silencio único en la habitación por unos segundos hasta que el profesor pudo retomar la clase en donde la había dejado.

Cuando el timbre sonó caminé casi robóticamente fuera de la sala y seguí así hasta el final de las clases.

Me encontré con Marco como lo habíamos estado haciendo desde el comienzo de esta semana y nos dirigimos a la sala para poder ensayar.

— Creo que deberíamos mover nuestros brazos en esta parte.

Marco se alejó un poco para poder observarme, así que me dispuse a mostrarle. Habíamos decidido bailar salsa y al principio tuve mis dudas, pero después de unos días me di cuenta de que en realidad se me daba bien el ritmo de este tipo de música.

Marco sonrió una vez que le mostré lo que había pensado y se rascó la mandíbula – Tienes razón, creo que encajaría mucho mejor en la rutina.

Puso otra la vez la música con su mp4 y empezamos a hacer la coreografía desde el principio.

Sus manos eran fuertes mientras me sostenían, sus ojos no se apartaban de los míos mientras girábamos y movíamos los pies al ritmo de la música, pero yo estaba en cualquier parte menos allí con él.

Seguimos haciendo la rutina, perfeccionando algunas cosas hasta que sentí que habíamos bailado por siempre. Cuando por fin terminamos me acerqué a donde había dejado mis cosas y las recogí, Marco se me acercó mientras ponía mi bolso deportivo en mi hombro y puso su mano allí — Voy a ir a cambiarme para que podamos irnos.

— Está bien, voy a ir a casa de una amiga.

Era mentira, pero él no tenía que saberlo. Solo quería estar sola en estos momentos.

— De acuerdo, entonces nos vemos el lunes.

Asentí y caminé rápidamente atravesando la sala, entonces lamentablemente mi pie dio con algo en el suelo y el mundo se inclinó mientras me tropezaba.

No alcancé a caer totalmente al suelo porque unas fuertes manos agarraron mis brazos deteniendo mi caída. El rostro de Alex apareció frente a mí, su frente arrugada con preocupación — ¿Estas bien?

Lo miré, mi piel hormigueaba por donde él me estaba tocando y me sentí tan extraña sintiendo cosas que jamás había sentido antes. ¿Él estaba preocupado? ¿Ahora, cuando en toda la semana ni siquiera se había acercado para hablar?

— Estoy bien – Me enderecé y sus brazos cayeron a mi lado.

— ¿Bailaste con… todas esas personas mirando?

Sus ojos me miraron sorprendido, luego viajaron por mi cara esperando mi respuesta y solo me encogí de hombros.

Marco había dejado la puerta entreabierta cuando habíamos entrado y la verdad es que no fui muy consciente de las personas curiosas que habían empezado a llegar hasta casi el final de nuestro ensayo.

¡Cállate y Baila Conmigo!Where stories live. Discover now