Capítulo 01

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Capítulo 01

Ana María

Mauricio es el chico de mis sueños, es al chico al cual quiero llegar luego de un largo examen, que me espere con delicioso café y pastel de oreo.

Quiero que Mau sea mis días del resto de mi vida, que mi vida gire entorno a sus largas y maravillosas conversaciones y sus cabellos castaños.

Quiero que sea el padre de mis gatos. Quiero tres: Simón, Rosa y Cristón. No puedo mentirles, así que lo jurare por mi familia.

Nos conocemos desde que tenemos siete años. Él vivía en la misma cuadra que Steven, yo me aparecí por la casa del susodicho un día y nos presentó. Luego, en la escuela conocimos a Valentina. Desde entonces somos inseparables.

No me gusta desde los siete, no estoy tan loca. Me gusta desde hace un año, cuando me salvó.

Nunca nadie se había preocupado tanto por mí antes, nadie me había hecho sentir tan querida y apreciada. Mi corazón dio un vuelco y sin preguntarme decidió amarlo como algo más.

Tenía bien merecido mi cariño, a mí.

Soy un premio genial si soy honesta, y él me merece.

—¿Saben? Desde el fondo de mi corazón creo que Ale está embarazada —Mau es chismoso como mi abuela, ama la vida de los demás más que la propia— es que mírenla, no venía hace días y se nota que se siente un poco mal últimamente.

—Deberías dejar de criticar tanto la vida de los otros —Vale lo mira a los ojos y le sonríe—te ves increíblemente lindo, criticón.

El criticón rueda los ojos.

—No la estoy criticando, ¡felicidades por ella! Solo quiero comentar que se ve un poco extraña y listo. No busco hacerle daño —Mau juega con su mechón y mira a los ojos de Vale— también te ves increíble, nena.

Vale sonríe encantada y yo me remuevo incomoda, no entiendo porque hacen siempre eso últimamente. Decirse cosas lindas que no tienen nada de parentesco con la cuestión.

—Mira que te hice, Anny —Steven me saca de mi momento de apreciar a Mau— es un oso, como los que te gustan.

Steve me muestra un oso preciosamente dibujado a lápiz, esta un poco descuidado, es verdad, pero eso no le quita la belleza.

—Es hermoso, Steve —tocó su rostro y él se sonroja.

—Gracias.

—Mar, querida, ¿sabes algo del trabajo de geografía?

—¿No vendrías a hacerlo a casa mañana?

—¿Puede ser hoy en la tarde? Estoy un poco ocupado mañana.

—Me parece perfecto —le sonrío y él me devuelve la sonrisa.

[...]

« La ropa empieza a ser estorbosa, el calor recorre la habitación de una forma asfixiante mientras nos empezamos a desvestir, comienzo por su chaleco, y continúo por su camiseta...»

¡Maaaaaaaaar! —Mauricio se abre paso por mi cuarto y la ropa sucia.

—¡¿Qué haces aquí?! —espeto, con enojo escaso si soy honesta, pero un poquitín molesta de que interrumpa mi lectura.

—Tenemos trabajo de geografía, primor —mira mi celular— ¿estás leyendo?

—Sí... —me lo arrebata antes de que pueda terminar la frase.

—«La ropa empieza a ser estorbosa...» —traga y sigue leyendo en silencio.

Recuerdo lo que va luego de eso:

«Él ni corto ni perezoso quita mi camiseta de forma rápida, y le sigue mi sostén que va a parar a algún rincón de la habitación. Sin dejar en ningún momento de besarlo, mis manos se mueven a su cinturón desabrochándolo, luego dirijo mis manos al botón de su pantalón, lo desabrocho y bajo la cremallera».

—¡Deja de leer! —él tiene las mejillas sonrojadas pero sigue leyendo tranquilamente. Traga y pide:

—Pásame el link luego, ¿sí? —Me mira a los ojos y sonríe arrebatadoramente, quiero odiarlo en este momento, pero lastimosamente no me sale— no sabía que eras de esas.

—¿Esas?

Esas —se me tira encima aplastándome— te toqueteas con literatura erótica, sucia —me empieza a hacer cosquillas a lo loco y pierdo la chaveta en risas.

—¡Basta! —Me duelen las mejillas de sonreír y el corazón de amar tanto. Me duelen las vida de ser feliz por él ¡En serio, detente!

Se detiene tal como lo pido y me mira a los ojos, nos enfundamos en el sonido tranquilo que provoca nuestras respiraciones agitadas. Clavo la mirada en sus ojos claros y siento que muero.

—No me mires así —habla con la voz ronca, pero no deja de observarme.

—¿Así como? —jugueteo.

—Como si quisieras desnudar mi alma para sanar todas mis heridas.

Mi pecho estalla en risas y sin darme cuenta, estas se ahogan en sus dulces labios.

****

¿CÓMO ESTÁN? ESPERO QUE INCREÍBLE Y SI NO ESTABAN INCREÍBLE, NO PASA NADA, YA SUBÍ NUEVO LIBROOO.

bueno, ya empieza nuestra travesía taaaaaaan increíble. 

 

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