Taehyung deseaba sorprender a su Ggukie en el día de su cumpleaños dándole un 'regalo especial', una noche inolvidable llena de amor, mimos y pasión. Pero quien realmente lo haría después sería su amado esposo al mismo Taehyung, dejando la prueba de...
Los rayos del sol se colaron por la ventana, las finas cortinas blancas moviéndose al compás del viento cálido de esa mañana del primero de Septiembre.
Dos cuerpos entrelazados entre sí en la gran cama king size con sus respiraciones pausadas, lentas, ambos dormidos en una completa y satisfactoria paz. El primero en despertar es el de cabello pelinegro, talla sus ojos con lentitud y un puchero se instala en su boca el cuál después se transforma en una linda sonrisa al observar a su chico recostado de lado frente a él, sujetándolo fuertemente de la cintura, como si no quisiese que se apartara.
Le observa bien, las espesas hebras azabaches cayendo delicadamente en su frente cubriendo un poquito sus ojos cerrados, su nariz y labios siendo iluminados por la luz del sol creando brillo y sombras tenues en su rostro. Taehyung suspira enamorado.
Le fue inevitable llevar una de sus manos al rostro tranquilo de su esposo y acariciarlo con delicadeza, como si tuviese miedo que este se rompiera en el proceso. Las caricias tibias que eran repartidas en aquella piel nívea fueron sentidas por él, pues lentamente se removió en la cama y acomodó su rostro mejor en las manos que acunaban sus mejillas.
— Feliz cumpleaños mi amor... — susurra Taehyung, acercándose a los labios ajenos depositando un besito suave en ellos. Jungkook por instinto, pasa su lengua por sus propios labios y sonríe tenuemente entre sueños.
Taehyung mira con curiosidad el reloj de pared y se da cuenta que son las diez de la mañana, así que procura levantarse lo más cuidadoso posible para no despertar a su chico, una vez logrado, de puntitas camina hacia el cuarto de baño, toma una ducha rápida para después de terminar, bajar al primer piso y poner manos a la obra con la primera sorpresa.
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— Bebé, basta, me haces cosquillas…
Habla Jungkook entre sueños al sentir humedad en ambas mejillas, ama cuando sueña con su Taehyung pues absolutamente todos son tiernos, claro, aunque algunos algo subidos de tono, pero no se queja en lo absoluto, como en ese momento en el que soñaba como su bebé le repartía besitos cálidos en todo su rostro mientras él le abrazaba fuerte y los recibía con efusividad.
— Que preciosos besitos mi cielo...
Eleva la curvatura de sus labios en una sonrisa por tan glorioso sueño. Hasta que un pequeño ladrido provoca que abra los ojos de inmediato y se percate que los besos que está recibiendo en su rostro no son de su adorado Taehyung, si no de Yeontan y Gureum, sus cachorros.
Rápidamente se sienta en la suave cama provocando que ambos canes se aparten de su anatomía e inicien dando saltitos en el colchón, emocionados al lograr despertar al cumpleañero de esta mañana.
— Joder… — se recuesta nuevamente con los brazos apoyados detrás de su cabeza — Por un momento pensé que sus lengüetazos eran los hermosos labios de mi bebé. — sonríe — Vaya sorpresa de cumpleaños.
