Capítulo 19

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『𝑫𝒂𝒅』

Nora estaba en la fina línea entre la conciencia y la inconsciencia

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Nora estaba en la fina línea entre la conciencia y la inconsciencia.

–¡Ayuda! ...Ayuda.. A-ayuda.. – gritó Nora como pudo.

–¿Nora? – pregunto la voz de ¿Sam?

–Callate, perra. –susurro el idiota de Quin, si es que ese era su nombre en verdad.

–¡Mmnh! – Trato de gritar una afirmación, pero la mano en su boca de ese tipo la calló.

–¡Nora!– gritó esta ves la voz de Robby.

Tal vez ya estoy delirando.

Quin trataba de quitarle la camiseta hasta que lo logró, quedando al descubierto su sujetador.

En eso Nora mordió su mano.

–¡Ayuda! – gritó de nuevo, siendo abofeteada por el pelinegro.

Escuchaba como el chico soltaba la hebilla de su cinturón.

Nora comenzó a llorar un poco más fuerte.

–Por favor.. No. – suplicó

Entonses unas pisadas fuertes comenzaron a escucharse, y lo siguiente que sucedió fue como Robby golpeaba al idiota de Quin, Y Sam se quitó su chaqueta para dársela a Nora para que se cubriera.

–¿Estas bien? – preguntó Sam abrazandola para darle más calor, porque Nora se encontraba muy fría.

–Eso creo, me siento mareada. – dijo Nora en un suspiro.

–¿Quien te crees para aprovecharte de las chicas así? Eres un hijo de puta. Malnacido. Bastardo. – dijo Robby muy enojado mientras golpeaba más y más el rostro del pelinegro, aún mientras el chico ya se encontraba inconsisten.

–Ya basta, Robby. Detente. – gritó Sam.

A lo que el volteo a observar a ambas chicas, rápidamente se acercó a Nora y la observó detalladamente cada rasguño, cada marca de golpe, hasta que se detuvo en su muñeca visiblemente rota, se quitó la chaqueta y la envolvió en su muñeca.

–Bonita esto va a doler, pero necesito acomodar la muñeca. Inhala, exhala. A la cuenta de tres. Uno. Dos... – indicó el rubio un tanto agitado acomodando de golpe el hueso de su muñeca, solo se pudo escuchar el grito de dolor de Nora y el crujido de el hueso acomodandose.

Luego la cargó rápidamente estilo princesa, llevándola hacia el auto de Sam.

–Tenemos que ir a un hospital. – informó Sam, que iba a un lado de ellos nerviosa.

–¿Robby? – llamó Sam varias veces.

–Si, vamos, ahora. – dijo desesperado saliendo de su trance.

𝑻𝑯𝑬 𝑹𝑬𝑭𝑳𝑬𝑪𝑻𝑰𝑶𝑵𝑺 𝑶𝑭 𝑻𝑯𝑬 𝑯𝑬𝑨𝑹𝑻 - 𝑹𝒐𝒃𝒃𝒚 𝑲𝒆𝒆𝒏𝒆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora