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Luke<3: vemos una peli mañana?


¿Significaba eso que estábamos volviendo a la normalidad? Esperaba que sí, así que no dudé en aceptar.


Yo: SÍ =D

Luke: <3


Luke era un gran amigo, el mejor que había tenido, así que no quería perderlo. Si había una oportunidad de que siguiéramos siendo amigos, la tomaría sin dudar. Lo extrañaba, ya no tenía a quien contarle mis cosas ni a quien ayudar con sus crisis existenciales. También extrañaba a su papá, que era como el mío.

Dejé de pensar en mi amigo y salí del cuarto con el suéter puesto y el teléfono y el dinero en los bolsillos de los vaqueros.

—Me voy —le anuncié a mamá abriendo la puerta del departamento.

—Cuídate, me avisas cualquier cosa.

—Bien ¡te quiero!

— ¡Y yo!

Cerré la puerta detrás de mí y bajé trotando las escaleras. Salí del edificio y vi a Abby esperándome sentada en el muro frente a mi edificio, casi se me sale el corazón del pecho. Iba con una camisa manga larga del color de mi suéter, pantalones ajustados y el cabello naranja-castaño suelto, se le movía bastante con el viento.

—Hola —saludé apareciendo a tu lado. Se me hizo raro no preguntarle qué escribía.

—Hola, Lily —Sonrió bajándose del muro de un salto.

Me sorprendí cuando, como saludo, me abrazó. No pude devolverle el gesto porque apenas estaba procesando que Abby, mi crush, estaba abrazándome. El corazón me latía con fuerza y esperaba que ella no lo sintiese.

Olía divino, a coco y chocolate, como su habitación.

Se separó de mí y yo seguía sin procesar el abrazo, así que lo único que pude hacer fue sonreírle.

—Así que... ¿vamos? —preguntó, animada, juntando sus manos delante de ella.

—Vamos —respondí, bajito.

Estoy casi segura que ese día Abby tenía como meta darme un paro cardíaco, porque entonces tomó mi mano y empezó a caminar, como si nada. Aun sorprendida, la seguí mirando la unión de nuestras manos.

Estaba emocionada, no lo voy a negar.

Salimos del conjunto de apartamentos tomadas de la mano, y así estuvimos todo el camino, camino en el que Abby señalaba cada cosa y empezaba a hablar un montón sobre esa cosa, pero a mí no me molestaba, amaba escucharla, porque aunque estuviera hablando de una bobería, lo hacía con pasión.

« ¿Qué otras cosas hará con pasión?»

Sucia mente, silencio.

«Escribir esas escenas +18, probablemente»

Mejor no me ponía a recordar eso mientras Abby tomaba mi mano, mejor no.

— ¡Oh! Una vez me caí en esa acera —recordó, señalando la dichosa acera—. Me dejó una cicatriz en la rodilla.

—Abby, te has caído muchas veces —recalqué, porque ya había mencionado como cinco caídas, sino, más.

— ¡Lo sé! Es que soy medio torpe.

Me reí y pronto estuvimos en la heladería. Ahí los helados eran deliciosos, no comprendía como Abby jamás había ido allí. Nos acercamos al mostrador y ella aun no soltaba mi mano, no es que me quejase, de hecho, estaba muy feliz con eso.

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