Terminó de romper mi corazón.

Pero aún así, seguía convencida de que... él no era malo. Él amaba a Shane, me amaba a mi...

Él no pudo haberlo hecho sabiendo el daño que nos ocasionaría.

Y lo más importante, ¿Porqué lo haría?

Un caso sin resolver. Un caso diligente.

Sigo replanteandome esa idea hace mucho y sin embargo, nunca he tenido las agallas de visitarlo. Lo extraditaron a Irlanda hace unos años a petición de mi padre, según escuché.

Reparo en mi aspecto una vez más frente al espejo y quedo satisfecha con el resultado. Hace ya varios días que comencé a sentirme mejor, evitando a Luciano y todo lo que tenga que ver con los Ranieri, durmiendo en la residencia de los Horan. No ha vuelto a pasar nada entre Niall y yo, respeto el que haya terminado conmigo e ignoro el hecho de lo mucho que mi cuerpo estuvo aclamando por sus caricias.

Y lo sigue haciendo.

Visité a mi psiquiatra esta semana, Sebastian me explicó cual era esa necesidad por saciar la ansiedad con algún otro impulso sexual. He estado como una puta ninfómana todos estos días, suponiendo que a Henry no le molesta. Caliente todo el tiempo y pornlas noches a punta de pajazos. Durante el día, cuando nadie nos busca o nos encuentra, me encierro con el profesor en los baños de la última planta, en el sauna de la universidad, los vestidores a una hora donde nadie entra o sale. Cuarto de limpieza o bodega... o simplemente el salón de clases. Mi cuerpo pide sexo a toda hora, a todo momento. Cuando comienzo a tener los primeros espasmos de la ansiedad, ahí es donde necesito desquitarme con una épica dosis doble de adrenalina que apacigue la primera.

Es beneficioso, pues si lo hago, no tengo que estar medio drogada ni tomar tan seguido las pastillas.

Ignoro el hecho de que Niall sabe porque las tomo pero no la causa.

No dijo nada, justo como lo prometió.

Luciano no ha vuelto a acercarse a mi y es más que nada porque he mantenido lejanía y siempre estoy alerta. Sigo castigada, papá no me dirije la palabra, mamá una que otra y siendo sincera, mi única y verdadera compañía en esa gran casa son mi nani y mi soledad.

Con eso me doy por bien servida.

Ahora, que mi padre a petición de Nancy y mi madre, ha decidido levantar mínimamente el castigo por esta noche, me encuentro parada frente al espejo reparando el atuendo. El vestido que se cierne a mis caderas y cintura. Es negro cubierto en glitter que no se despega y no deja huella. Sensualmente escotado, corto, de tirantes delgados con un cruzado en la espalda con forma de X. Muestro piel... justo como me gusta. Los tacones que hacen juego con el mismo y las hojas junto al maquillaje nocturno.

Hoy iremos a una discoteca.

Y aunque no puedo tomar, lo ignoraré pues he buscado una buena excusa para embriagarme a gusto y no lo voy a desaprovechar.

Tomo el pequeño cuadrado de cristal rociando el éxito sobre mi cuello.

Un perfume Chanel, piernas y todos caen.

Lena llega previamente, y cuando digo "todos iremos" es literal. Mis padres, Niall y Nancy... los Ranieri, los Wolsey e incluso los Mendes. Me complace saber que una vez estando dentro, me iré a la mierda a cualquier otro lado de la discoteca junto a Lena y no tengo que ver caras largas que me arruinen la diversión.

𝐃𝐀𝐃𝐃𝐘 #𝟏 |njh| © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora