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Volver | Ari Levinson
Parte: 1/1
—Buenos días, Raquel— saludaste a tu compañera de trabajo al entrar al edificio.
Era lunes, por lo que siendo inicio de semana la energía no era de lo mejor en tu entorno laboral, sabías que el día sería un poco agotador, pero podías soportarlo sabiendo que harías lo que más te gusta.
—Buenos días— te saludó de regreso Raquel—, no sabía que tenías cita tan temprano— te dijo mientras te pasaba una agenda que solían usar.
—Te equivocas, llegue temprano porqué tengo que ordenar algunas cosas. Además, hoy solo tengo citas por la tarde, es una terapia de pareja— recordaste dándole un sorbo a tu termo.
—Pues al parecer estás mal, porque hay una persona esperándote ahora mismo.
—Si estás haciendo esto porqué me comí tu almuerzo el otro día no tienes que...
—Hablo en serio— te interrumpió dejando ver su rostro serio—, lo hice esperar en tu consultorio— señaló la puerta blanca—, al parecer es un paciente nuevo y viene solo.
Ambas trabajan en un edificio pequeño donde atienden todo tipo de consulta psicológica, desde niños, adolescentes o en otros casos, terapias de pareja o familiares.
—Recuérdame poner en el anuncio que solo trabajamos por cita— dijiste al ver tu agenda.
—Lo haré— prometió Raquel—.Mientras tanto yo iré a desayunar y tú irás a atender a esa persona.
—Genial— murmuraste de mala gana. No te gustaba que alteraran tus horarios justo como pasaba en estos momentos, pero tenías que adaptarte.
Arreglaste un poco tu peinado mal hecho y entraste al consultorio sin ver al paciente. Tenías que empezar tomando nota de esto. El paciente en verdad necesitaba ayuda si estaba decidido a agendarse tan temprano y a esperarte.
—Buenos días, lamento el retraso— dijiste mientras tomabas asiento y anotabas en tu libreta—. ¿Cómo te llamas?
—¿En serio?— no podías creer que la voz que acababas de escuchar era de la persona que creías.
Alzaste la mirada y ahí supiste que estabas en lo correcto.
—No puede ser— murmuraste al ver a la persona que menos querías ver en esos momentos.
