Flotando Con Las Estrellas (We Had It, Almost)

San Tobías, 2021

Ya no es tan difícil levantarse.
La cama ya no me cela con el frío.
Ahora doy la bienvenida a ese frío en las piernas y brazos que sientes cuando decides salir de la cama. Someter al cuerpo a tal violencia ahora es prácticamente placer. El placer de saber que puedo sumar. El placer de saber que soy mejor que esos tiempos en que todo era gris.

Salgo a dar un paseo en bici. Siento el viento frío que abre mis vías respiratorias y le lleva oxígeno a todas mi células. Mi cuerpo lo agradece. Voy por una leve pendiente, sin pedalear mientras comienza a sonar Happier Than Ever de Billie Eilish. Siento un cosquilleo por el cuerpo. La música es mi mejor amiga, pero esas mejores amigas de verdad. Esas que te dicen las cosas cuando no quieres escucharlas. Esas que pueden romperte el alma, pero es para asumir alguna realidad. En estos momentos, mi mejor amiga me abraza, me acaricia y me muestra lo poderosa que soy como mujer. Lo que he crecido. Lo que he superado. Las garras que he ido formando con mis historias que ahora sirven de defensa para seguir escribiendo mi historia. Ahora lo pienso. Lo recuerdo y ya no duele. No hay odio. No hay resentimiento. Sólo hay cariño. Cariño que algún día me elevó del suelo para hacerme sentir en la luna, lo que no sabía es que mientras más alto, la caída más duele.

Seguí mi día, feliz. Llena de ganas de vivir, de esas que te elevan como un globo con helio.

Mañana será un día muy importante. Mañana parto con mi primer trabajo. Soy enfermera, me titule hace unos meses y conseguí trabajo en un hospital fuera de la ciudad, en un pueblo pequeño llamado San Tobías, al norte de Buenos Aires.

Mi familia está muy orgullosa, incluso más que yo. Como dije antes he crecido mucho, en todos los sentidos. Hace unos años era muy inmadura, lo que causaba cierto grado de preocupación a mis padres. Pero ya no, ahora el orgullo los alimenta diariamente. Y eso me llena el alma de amor.