Bitácora De Un Asesino [Pausada]

3 | Psicodelia.

La palabra psicodélico fue inventada por el psicólogo británico Humphry Osmond y significa "que manifiesta el alma". La psicodelia es uno de los componentes más notorios de la contracultura, pues ofrece una vía de escape de los límites impuestos a la conciencia y a la vida diaria por el sistema dominante.

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Época actual.

Hora incierta.

Edurne se encontraba leyendo nuevamente la carta que había recibido hace un par de días, aún no comprendía quién era M. Cowell. Cada palabra resonaba en su cabeza como si supiera quien es el remitente.

'Me he enterado que por fin saliste de ese centro psiquiátrico en el que estuviste dos años y medio...'

No recordaba haber conocido a alguien con ese apellido, mucho menos que la persona supiera de sus ataques de pánico o de que estuvo en un centro psiquiátrico, no tenía contacto con alguien tan íntimamente como para que le mandaran saludo los tíos de aquella persona.

 '...¿Recuerdas a Hoggi? Sigue aquí desde aquella vez que te mostré que lo había adoptado...'

Desde que volvió del encierro ninguno de sus compañeros con ese apellido había sabido algo de ella directamente, ni de su perro, ni de cuando dejó de salir de su casa, todo lo que Edurne vivía era prácticamente un misterio, algunas vecinas chismosas querían hacerse amigas de su madre solo para correr con chismes sobre 'La hija secuestrada de Selena'.

 '...espero que me respondas y te mandaba saludos mi tío y mi tía, dicen que esperan que vuelvas a salir y poder reunirnos como en los viejos tiempos.'

Varios rostros pasaron por su cabeza, desde nombres hasta apellidos similares o idénticos.

<A menos que... No. No puede ser.> Pensó Edurne.

Se repitió mil veces que él no podía ser, que él ya no vivía en Carolina y que estaba muy lejos de conocer a alguien directamente de allá, que no sea por medio de algún tercero o familiar lejano.

<Sabes que es muy probable que sea él.> Volvió a susurrar la voz de su cabeza, aquella voz que solo le gustaba asustarla más de lo que ya estaba.

<El no es. El ya no tiene contacto contigo. Respira.> Se repitió, cuando el pánico comenzó a llegar.

Se quedó de pie, arrugando la hoja de la carta entre sus manos y su mirada se perdió, intentando seguir aquí se pellizcó fuertemente el brazo y se mordió el labio hasta que un sabor metálico hizo presencia, y Edurne no se fue.