2 | Los demonios sí existen. (Parte 1)

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Época actual

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Época actual.

 01:32 p.m.


Edurne mira por la ventana como de costumbre. Esperando a que ella aparezca y se encierre con Kendall en su habitación o se sienten en el sofá a ver la televisión, ya lleva media hora de retraso, ayer aseguró que vendría a la una de la tarde, pero no hay rastro alguno de la pelirroja teñida.

Hace rato alguien llamó a su puerta unas cuantas veces, hubiera anhelado que fuera Kendall, pero sabía que eso era imposible, él seguramente estaba arreglándose para ver a Skylar. La cabeza le duele de tanto haber llorado en la mañana y sus ojos están rojos e hinchados.

Deja su obsesión con la chica y se concentra en quitarse la ropa para ducharse, lo que más odia de sus días. En su tiempo de cautiverio pocas veces podía ducharse, y cuando lo hacía, era un chorro de agua helada que abrazaba su cuerpo, que le quemaba la piel y provocaba que sus dientes castañearan sin desenfreno.

Después de ser bañaba de agua absolutamente fría y que de su cabello resbalaran pequeñas gotas que caen directo al piso o se perdían en su espalda y hombros, tenía que quedarse al aire libre hasta que estuviera completamente seca y sin rastro alguno de humedad en el cuerpo. Una vez se canso demasiado rápido y tuvo la necesidad de recargarse de algo, cuando salió y la vio encorvada tomó una rama seca del pórtico y la golpeó en la espalda, hasta que sangro, hasta que tanto el ardor era tan insoportable que gritaba, sus cuerdas vocales se desgarraban por el dolor y las lágrimas empapaban sus mejillas.

Se siente vacía, le quitó todo lo que tenía, fue arrancando pequeños pedazos de ella hasta dejar el cascarón vacío, el dolor y la culpa corroen en su piel y se siente sucia, vuelve a sentir ardor en su garganta y no hace nada por disminuir esa quemazón, nadie entiende que es peor sobrevivir a un secuestro que morir en el, a ella le pesa en los hombros todo lo que rogó y suplicó morir en alguno de esos juegos retorcidos, pero nunca sucedió, su cuerpo se amoldo a eso, se amoldo al dolor y a los cambios extremos a los que se sometió.

A veces piensa que está muerta en vida desde aquel día, porque sigue respirando, pero su corazón ya no palpita, ya no se emociona con nada, su mirada se pierde cada segundo y a veces se ahoga en recuerdos tortuosos, su capacidad de audición tiende a fallar cuando su mirada está mirando al vacío, suele perder el hilo de sus palabras la mayoría del tiempo.

Aun en ropa interior se apresura al cuarto de baño y se mete directo a la regadera, el agua hirviendo le quema la piel, pero no le importa, se apresura a tallar su cuerpo con el estropajo, tiene cuidado con la espalda, donde todavía hay cicatrices del dolor, cicatrices que van de un extremo a otro, algunas se cruzan entre sí, otras solo están impregnadas ahí, como si la rama se hubiera incrustado en su piel, pero la cicatriz que más le duele ver es la que está en su pómulo.

Bitácora De Un Asesino [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora