Filoaster | JJK [+21][✔] ©

|Cap ₁₀|La luna está hermosa.

—¿Su hijo? —esta vez frunció su ceño—. ¿Ése chico del otro día?

—Ajá, Jungkook.

—Él es raro.

—No, no es raro.

—¿Por qué lo dices?

Me encogí de hombros.

—E-Es un buen chico.

—¿Se han hecho cercanos?

—Min Ho, es sólo el hijo de la pareja de mi madre, no tiene sentido que hagas una escena de celos.

—Es cierto... —suspiró y sonrió—. Porque de todas formas me amas y nunca me engañarías con alguien más.

—Obvio, Min... —sonreí a medias—. Jamás te dejaría...

•••

Pasaron tres días. Días en los cuales no crucé alguna palabra con Jungkook, y evitaba verlo a la cara, a pesar de sentir sus ojos en mí un par de veces, aún cuando ni si quiera hablaba.

Él me observaba, sigiloso, y sin que me diera cuenta, muchas veces terminábamos sentados al lado del otro en la mesa.

Ahora estábamos en un yate, nuestros padres platicaban en el interior y la abuela dormía.

Yo estaba sentada en una orilla del yate, mientras veía lo cristalino del agua y los diminutos pececitos pasar bajo mis ojos.

Estaba vestida con un bikini color amarillo y un pareo naranjo amarrado a mis caderas.

En ello, alguien se sienta a mi lado y deja caer parte de sus piernas al igual que yo. No quise voltear, sabía que era él, y no pretendía darle atención.

Aunque mis reflejos sí pudieron captar su abdomen descubierto, Jungkook sólo usaba un short de playa color rojo.

—Ni si quiera me miras a la cara —habló.

—¿Debería?

—¿Crees que puedo arruinar tu relación?

Sonreí cínica.

—¿Te crees tan importante, Jungkook?

—Entonces mírame si no lo soy, háblame, ___, dime la razón por la que abriste tus labios cuando rocé tu cuerpo aquella noche en la piscina.

—No hay razón.

—O al menos dime algo, lo que sea, pero que no parezca que me detestas.

—No te detesto.

—¿Entonces?

—No busques respuestas, porque no las hay.

—¿Es por lo que dije?

—¿Lo que dijiste?

—El hecho de que tú no lo quieras.

—¿Qué te da el derecho de meterte en mi relación?

En ningún momento lo miré a los ojos.

—Sólo creí que alguien debía decírtelo.

—No me ayudas, Jungkook, sólo provocas que tenga la necesidad de mentirle a mi novio.

—¿Y es mi culpa que lo hagas? —cuestionó en voz baja.

—No... —susurré para mí—. Es mía.

Me levanté del sitio, cuando quise dar un paso, mi cuerpo fue retenido por su mano en la mía. El contacto de nuestras pieles me recorrió la sangre entera, como una descarga eléctrica.