OOO. ESPECIAL

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Ya había pasado cerca de dos años desde que el minino naranjo había interrumpido drásticamente la vida de YoonGi y Lea, siendo muchos más los años en tiempo gatuno y un dolor incesante de culo para el felino blanquecino. Era obvio, HoSeok actuaba como un buen gato al lado de su dueña, sin dañar los muebles, sin molestarla, siendo un lindo minino que solo pedía por caricias en ciertos momentos del día. Sin embargo, con YoonGi, era en su totalidad diferente, queriendo lamerlo todo el santo día, despertándolo cuando dormía su siesta y maullándole en su oído siempre que podía, solo por querer alterar sus frágiles nervios.

YoonGi tenía un vaso donde se hallaba su muy inestable paciencia y HoSeok siempre se encargaba de volcarlo.

Inexplicablemente y, aunque a YoonGi le costara mencionarlo, HoSeok tendía a ser un completo malcriado, un gato mimado, aún más de lo que decían que era el de color blanco -aunque aquello fuera por completo erróneo (palabras de el mismo)-. Y YoonGi no negaba que malcriaba a su bonito gato, pero, vamos... ¿Quién podía negarse ante semejante animalito?

Seamos honestos, YoonGi no.

HoSeok por su parte aprovechaba cada momento que el felino blanquecino mostraba, aunque sea, un deje de debilidad para fastidiarlo, ya sea usando su fuerte voz o su áspera lengua al pasarla por la mejilla del minino blanco.

YoonGi ronroneaba a gusto dejándose deleitar por el confort de una buena siesta, despertándose de poco en poco al notar las típicas jugarretas de su compañero además del peso extra sobre su cuerpo y luego de pensarlo un rato decidió levantarse, estirando sus patas y noto al menor recostado sobre él, como se había echo costumbre.

-¿Qué haces, inepto? -murmuró YoonGi en un débil maullido.

Sí, así era su adorable relación.

HoSeok se quitó de encima no sin antes regalarle un «Buenos días» aun siendo las tres de la tarde, paseando su cola de un lado al otro mientras se restregaba contra el mayor hasta quedar satisfecho, mirándolo con sus brillantes y expresivos ojos, aquellos que con solo un pestañar YoonGi podía deducir lo que el menor le deseaba comunicar.

-No pienso salir hoy, Seokie -negó rotundamente, acicalando sus patas.

El naranjo bajo su cabeza posándola en la superficie del sillón, moviéndola de un lado al otro al tratar de convencer al mayor. Cosa que logro con solo un intento, no obstante, a YoonGi le fascinaba ser gato de rogar.

-Mi respuesta es no -aclaró.

HoSeok soltó un maullido indignado.

-Vamos... -suplico maullando-. Si no lo haces te volverás un gato perezoso y gordo, no podrás salir a jugar más conmigo y yo tendré que buscar a otro gato para jugar, ¿acaso quieres eso Yoonie?

Lo dijo con total calma, como si aquello no fuese una amenaza, dejando al minino blanquecino sin palabras.

-Sabes... Escuche que la vecina de al lado rescato un gato calico en estos días, me pregunto si querrá jugar conmigo, ¿tú qué opinas? -continúo jugando.

A YoonGi no le hacia gracia alguna lo que el naranjo estaba mencionando, sin omitir que ya había conocido a su nuevo vecino de al lado, JiMin, al cual su dueña como era algo vieja le llamaba Minium por lo pequeño y sus manchas de un tono amarillo naranja, también tenía negras, pero eso no iba al caso. Sí, aquel minino era muy lindo y agradable, fácil de tratar a diferencia de él, no obstante, escuchar que se HoSeok se quería acercar a él le encendía una alerta en su cabeza, después de escuchar a JiMin hablar de su Hobi como si estuviese enamorado.

No, primero él levantaba su trasero del sillón a ver a su bonito minino al lado del feo gato calico.

YoonGi también solía ser algo posesivo con HoSeok, asimismo con su dueña, no obstante, luego de aruñar el rostro del que un día presento como su novio, un tal SeokJin, el chico no volvió a pisar su territorio, despidiéndose de Lea en la puerta de entrada sin volver a pasar a la sala.

-Esta bien, vamos -lamió con discreción la mejilla del naranjo, haciéndole soltar un maullido de felicidad y salto del sofá, aterrizando con elegancia en el suelo.

HoSeok le siguió muy contento, sin lugar a dudar amaba a su gato gruñón y agradecía que su Yoon Yoon no se cansara de él en tato tiempo, acompañándolo a jugar cada que él que quería. No piensen mal, la relación de los gatitos si era equitativa, YoonGi salía a jugar con él y HoSeok dormía largas sientas acurrucado del blanco, ambos amaban el balance con el que vivían sus vidas, no les faltaba ni les sobraba nada, así que todo estaría de maravilla.

El felino naranja vio en la habitación de su dueña una enorme caja, algo rara ya que era de dura tela y salto dentro de ellas, encontrándose con lo que parecía ser ropa. Salió descontento al no hallarla vacía y fue a la ventana junto con YoonGi, escuchando el chillido del gato blanquecino antes de poder saltar de ella, asustándose al ver a un canino sentado viendo hacia la ventana.

-YoonGi, HoSeok -escucharon como los llamaba su dueña y la vieron de pie en la puerta, a un lado de él que según YoonGi recordaba era SeokJin.

El perro con rapidez dio la vuelta y se adentró a la casa, ladrándoles a los confundidos mininos y SeokJin lo tomo entre sus brazos.

-Yoonie, Hobi, ahora Jin vivirá con nosotros y también su perro TaeHyunie, espero se lleven bien, él y yo saldremos un rato. Recuerden cuidar la casa -se despidió antes de desaparecer de la sala.

Si antes estaban de maravilla ahora había un pequeño detalle que en su ecuación de felicidad y calma sobraba, que, sin importar cuando YoonGi acomodara los dígitos, solo podía dar error dejándole entendido que ya HoSeok no sería el único que le fastidiaría.

-Oh, NamNam... ¿Quieres jugar? -maulló un contento HoSeok al acercarse al perro.

-¡Claro! -y su respuesta fue lo último que escucho YoonGi antes de cerrar sus ojos, tratando de calmarse.

¿Qué más daba? Solo tendría que esperar a que todo pasara como con HoSeok, acostumbrarse hasta aceptarlo.

-¿Yoon Yoon? -emitió HoSeok algo despistado al verlo a su lado.

-Entonces, TaeHyung, juguemos -y recibió un abrazo de un contento gato naranjo.

Después de todo, aquel asqueroso perro le ayudaría a distraer a HoSeok para que no tuviera que jugar con el vecino de al lado. Y tener más compañia significaba que HoSeok no tendría que jugar solamente con él, ya tenía a NamJoon y eso implicaba más horas de sueño.

Lea y SeokJin miraron por la ventana a los animales, soltando un suspiro tranquilidad, por lo visto YoonGi no se había tomado la noticia para nada mal.

(♡)

Un especial bien random porque sí.
¡Muchas gracias por leer hasta el final!

Gato Gruñón © YoonSeokTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon