2. Intento de disculpa.

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—¡¡COMIDAAA!! —el grito del capitán avisó a todos sus nakamas que la mesa ya está servida. Haciendo que todos ellos fueran hacia la cocina y se sienten en la mesa.

Pero esta vez el espadachín no fue caminando tranquilo como siempre. Desde lo que pasó hace rato en ese mismo lugar se fiaba aún menos del cocinero. Entonces desde que entró a la cocina busca al rubio con la mirada y lo encuentra colocando aceitunas sobre los sándwiches. Sin apartar su mirada de vigilante que no confiaba en cualquier movimiento de Sanji, toma asiento al lado derecho de Luffy, "su lugar" desde hace dos años.

El rubio termina con los sándwiches y se voltea para colocarlos en medio de la mesa junto con los otros platillos preparados.

La comida preparada por Sanji a la banda siempre fue mucho de todo y todos los platos iban para el centro de la mesa, así todos pueden tomar cuanto quieran.

Mientras el cocinero sirve los platos con comida, la navegante le ayuda tomando los cubiertos y platos para darle lo que le corresponde a cada quién.

El capitán no se hizo esperar a tomar la carne del otro lado de la mesa usando su poder para alcanzarla.

Nami pasa detrás de Zoro y le da su plato, mientras que Sanji no le quita la mirada de encima aunque esté sirviendo la comida. La pelirroja se sienta entre Luffy y Usopp al terminar de repartir los platos a sus nakamas. Sanji la imita tomando asiento frente al espadachín, al otro lado de la mesa. El peliverde frunce el ceño al notar a su rubio nakama sentado frente a él y que sus miradas se encontraron. Sanji la aparta de inmediato. Ese espadachín da miedo cuando está de guardia cuidándose a sí mismo, y más con esa mirada acusadora.

—¡¡Chicos!! ¡¿No es emocionante que estemos a punto de entrar al Nuevo Mundo!? —pregunta el emocionado capitán sin siquiera dejar de masticar el pedazo de carne que había cortado con sus dientes.

—¡Yohohoho! ¡Yo no puedo esperar, Luffy-san! —responde la calaca escandalosa con una gran sonrisa (si tuviera boca).

—¡Ahh...! —suspira la navegante— Espero que el clima allá no nos dé problemas.

—¡No tendremos problemas con una navegante tan ágil! —halaga Usopp y Nami le sonríe.

—¡Claro que no! ¡Nami es genial! —continúa Luffy levantando los brazos como si se estuviera estirando—. ¡Shishishishi!

La halagada solo se echa aire a ella misma con la mano, cerrando los ojos y escuchando como toda la banda le reconoce. Pero extrañamente el rubio ignora por completo este suceso y continúa pensando en el tema de su peliverde nakama. Zoro tampoco puede dejar de pensar en lo quede pasa al cocinero, tratando de leer sus pensamientos con miradas profundas y fijas.

Entonces ahí están. Todos los Mugiwaras en la mesa de la cocina. Luffy, Nami, Usopp, Chopper, Robin, Franky y Brook riendo a carcajadas en un lado de la mesa mientras que Zoro y Sanji sumidos en la penumbra del lado oscuro de la mesa.

Cuando todos los demás terminaron de comer simplemente se fueron sin tomarse la molestia de dirigirles la palabra a alguno de los dos, que por cierto parecen estar ya bastante ocupados con su concurso de miradas.

—¿Por qué lo hiciste? —pregunta el espadachín rompiendo el silencio de la cocina sin dejar de mirar fijamente a los ojos al otro.

—¿Sigues molesto por eso? La verdad no se lo que ocurrió. Pero lo siento mucho, Zoro —responde el rubio mirando hacia abajo como perro regañado.

—No estoy enojado —dice el espadachín y el cocinero levanta la vista para verlo—. Solo... Estoy confundido —mira hacia abajo esperando a que el rubio le contestara.

—No te confundas, simplemente... no pude... —el peliverde levanta la vista dándose cuenta de que el rubio ya no habla porque esta embobado con su cuerpo de nuevo— ...contenerme.

—¡Basta! —grita golpeando la mesa con las palmas de las manos y levantándose rápidamente—. ¡Deja de hacerlo! ¡Idiota cocinero pervertido!

Y para cuando el rubio salió del transe se da cuenta de que el espadachín sale con un paso acelerado de la cocina. Se levanta de golpe y lo sigue a donde quiera que vaya.

—¡Zoro! ¡L-lo siento! ¡De verdad, no es mi culpa! —grita de nuevo trotando de reversa frente al supernova.

—¿¡Entonces de quién!? —pregunta deteniéndose a mirarlo de lado y cubriendo su pecho con el kimono verde.

—¡Tuya! ¡Todas mis desgracias son culpa tuya! ¡Deberías cubrirte completamente! —responde gritándole al espadachín. Este agacha la cabeza para mirarse la vestimenta y frunce el ceño para responderle al cocinero.

—¡Debería importarte una mierda lo que use o no! ¡No voy a cambiar mi ropa solo porque estas de caliente conmigo! —Sanji calla. Es cierto, le duele admitirlo pero en realidad Zoro tiene razón, aunque no precisamente con las palabras más pudorosas posibles.

El peliverde había esperado la respuesta del rubio pero después de largos segundos de que el otro ni siquiera le ha mirado, se va.

El cocinero se tira de rodillas al suelo de la cubierta y enciende lentamente un cigarro.

El resto de la banda le había escuchado gritar a él y a Zoro, ahora miran de lejos a Sanji ahí tirado, entonces algunos decidieron ignorar pensando que se tratara de otra de sus peleas, pero Nami y Robin saben por dónde va el asunto al escuchar todo lo que el espadachín le había gritado al cocinero. Ambas se acercan desde diferentes lados y se sientan en el suelo junto a él.

—¿Cocinero-san, que ha pasado? —pregunta Robin tomándole del hombro.

—Hahh... —suspira Sanji y después levanta la vista para ver a Robin que por cierto está muy cerca pero el rubio lo ignora—. ¿Escucharon todo lo que dijimos?

—Sí. ¿A qué se refería con "no voy a cambiar mi ropa solo porque..."? ¡Mnh! —intenta preguntar Nami pero Sanji le tapó la boca para que no pudiera completar la frase de Zoro.

—No... No lo sé, Nami-san. Solo sé que es cierto. Lo que él dijo es cierto —responde cabizbajo y soltando poco a poco a la pelirroja.

—Entonces... ¿Espadachín-san... te atrae? —pregunta Robin intentando agacharse más para poder verle el rostro al rubio.

Sanji se toma un momento para analizar la pregunta varias veces en su cabeza e intentar responderla ahí antes de decir la respuesta. Pero... ¿para qué le da más vueltas? Ya había concluido la respuesta definitiva al problema, pero para él es tan difícil decirla...

—... Sí. Así es, Robin-chan.

Estúpido Espadachín.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora