Capítulo 3: Lochlann

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Colgué el teléfono y me lo separé de la oreja, mirándolo como si de repente fuera a morderme. La llamada no había resultado ser tranquilizante, precisamente, y sentía el corazón a mil por hora. ¿Quién demonios era Skyler? ¿Y quién me había llamado? Podía tratarse de una broma telefónica de esas que salen en la radio, pero aquél hombre conocía mi nombre: no podía ser una coincidencia.

Pensé en huir, pero no tenía adónde ir; además, todas mis cosas se encontraban precisamente en el campus, y era allí donde el desconocido me había citado. Sin dinero y sin nadie conocido, poco iba a durar por ahí fuera. La única opción que me quedaba era ir a la Universidad y averiguar quién demonios era Skyler.

Cuando llegué, frené en seco tras la carrera desde mi lugar de trabajo, a unas manzanas de distancia. Doblado en dos, con las manos en las rodillas, miré en derredor tratando de localizar a alguien que pareciera sospechoso o que estuviera esperando a alguien.
“No pensaba que te darías tanta prisa”, resonó una voz en mi cabeza.

Me incorporé, como activado por un resorte, dando media vuelta para encontrarme frente a un chico vestido con cazadora de cuero que fumaba un cigarro. ¿Habrá sido él quien ha dicho eso
- Pues claro que he sido yo, ¿o acaso ves a alguien más por aquí?-preguntó con un tono divertido en la voz, abriendo los brazos para abarcar la zona en la que estábamos.
- Esp...espera un segundo. ¿Tú eres Skyler? Pensaba que era un nombre de chica-comenté con cierta reticencia.
- En mi defensa, diré que ese nombre es unisex- me echó un rápido vistazo, esbozando una sonrisa- ¿Y tú no tienes el pelo muy negro para ser irlandés?
- Irlandés negro-dije como toda respuesta- Oye, mira, esta charla está muy bien, muy productiva, pero ¿me puedes explicar a qué venía esa llamada telefónica? Parecía una amenaza de muerte más que una visita amistosa.

El chico caminó hasta un banco situado a un lado del camino principal que llevaba al centro del campus, sentándose con soltura y subiendo una pierna encima de la otra, dando una calada larga a su cigarro sin quitarme la vista de encima.
Se creó un incómodo silencio entre nosotros, y lo interpreté como una muda invitación a que tomara asiento junto a él; así lo hice.
- Bien, Lochlann, nos pusimos en contacto contigo porque nos llamó la atención tu expediente académico-comenzó en el mismo instante en que me senté-. Una nota impecable en Selectividad y teniendo a Universidades de renombre peleándose por tenerte entre sus filas. Impresionante- aplaudió lentamente, pero con entusiasmo.
- No lo entiendo. ¿Qué tiene que ver eso en todo esto? ¿Te envían de otra Universidad para convencerme de que pida el traslado o algo? Porque no estoy interesad...
- Nada de eso-me interrumpió Skyler-. Yo también soy universitario, aunque estoy en la de Nueva York. Verás, colaboro con una gran empresa que está a la última en cuanto a investigación y desarrollo, además de dar apoyo médico militar. Es esta organización la que me otorgó una beca de estudios gracias a mis notas y, bueno, a mis habilidades. Y es la misma organización que quiere ofrecerte la misma oportunidad a ti.
- ¿Y esa empresa es...?-pregunté. Me estaba poniendo nervioso tanto misterio. 
- La Compañía Ethos.

Se quedó mirándome, con una enigmática sonrisa torcida pintada en el rostro, como dándome tiempo a averiguar de qué narices estaba hablando. Nunca había oído hablar de ninguna Compañía Ethos ni de que en la Universidad dieran becas de ese tipo.
- Oye, mira -empecé-, llevo aquí menos de dos semanas, así que perdona que no esté muy al día sobre lo que pasa en la ciudad.
- Por supuesto -coincidió con una sonrisa, aunque su expresión bien parecía que estuviera a punto de comenzar la explicación en una clase de niños pequeños-. Verás, Ethos comenzó como una farmacéutica gubernamental. Conforme fue expandiéndose y ganando importancia, acabó de lleno en la investigación de armas biológicas para apoyar la defensa del país.

Apagó el cigarro en el costado del banco y lo lanzó a sus pies, cambiando de postura en el asiento para mirarme de frente en una posición más relajada, con una camaradería tal que pareciera que me conociera de toda la vida.
- Fue gracias a la investigación de estas armas, que no eran más que sueros al fin y al cabo, con lo que comenzaron a centrar sus esfuerzos en la investigación de los Omega, es decir, nosotros-se señaló a sí mismo y a mí con el dedo alternativamente.
- Espera, ¿qué? ¿Omegas?-arrugué el ceño en una mueca de incomprensión- ¿Eso no es la letra del abecedario griego? ¿Qué tiene que ver eso conmigo?
Skyler suspiró, como si contara mentalmente hacia atrás para no partirme la cara por mi incultura.
- Así es, Lochlann, también es la letra del abecedario griego-respondió con el tono de voz que se emplea para hablar a un niño pequeño-. El término “Omega” se acuñó hace años para definir a una especie humana que no es exactamente igual a los humanos, sino que va más allá. Al significar “lo último, el final”, en este aspecto hace alusión a “la última evolución en la raza humana”. Los Omegas son aquellos que están más evolucionados y pueden realizar cosas como mover cosas con la mente, manipular a placer la energía que nos rodea, “o hacer uso de la telepatía, por ejemplo”.

The Next Step: Omega EvolutionWhere stories live. Discover now