17. Soñando con Scott

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De: El idiota de Stilinski
Estoy abajo.

Stiles suena muy serio en mensajes de texto. Cogí mi mochila y bajé nuevamente por las escaleras. Vi que Lobo había vaciado su plato de comida mientras había subido, así que lo volví a llenar. Mi papá había salido muy temprano en la mañana, así que no me vería irme con Stiles.

―Hola ―le dije con una sonrisa dibujada en el rostro, cuando me senté en el lugar del copiloto.

―Hola, has amanecido de buen humor ―respondió, también con una sonrisa.

―Sí, hoy estoy de buen humor.

Si tan solo supiera que no he dormido casi nada y que la última hora he estado sufriendo con mi ropa.

Salió de mi garaje y nos dirigió a la escuela.

―Hoy es el gran partido ―le dije―. ¿Estás emocionado?

―Sí, no puedo creer que sea titular.

―Ya era hora de que Finstock te diera una oportunidad.

―Espero no decepcionar a nadie.

―No lo harás, estoy segura de que jugarás bien ―lo miré por el rabillo del ojo, él tenía su vista clavada en mí. Me sonrojé, no apartó la mirada.

―Gracias ―nos quedamos en silencio por un momento, pero no me pareció un silencio incómodo―. Es agradable conversar contigo sin que nos estemos peleando.

―Lo sé, es extraño, ¿no te parece?

Él asintió. ―Sí, pero no extraño nuestras peleas. Para serte sincero, odiaba odiarte.

― ¿Odiabas odiarme?

―Sí, no me gustaba llevarme tan mal con una chica.

―Bueno, al menos ahora ya no vas a odiar odiarme... porque no me odias... ―dije rodando los ojos mientras una sonrisa se formaba en mis labios. He dicho cualquier estupidez, él me hace decir cualquier cosa. Stiles hace que el filtro que tengo en la cabeza deje de funcionar.

Llegamos a la escuela y Stiles estacionó su Jeep. Ambos bajamos.

―Hablé con Scott ―dijo―, sobre lo de Lydia.

No quiero hablar de su amor por Lydia...

― ¿Qué te dijo? ―pregunté.

―Dijo que ella lo besó.

―Lo lamento.

―Supongo que solo tendré que esforzarme más.

― ¿Esforzarte más?

―Sí, pienso que puedo conquistarla, solo tengo que poner más de mi parte ―me guiñó el ojo, pero esta vez no sentí mariposas en el estómago ni ninguna de esas cursilerías. Odiaba que él tratara de conquistar a Lydia, ¿acaso no se daba cuenta de que ella no iba a estar nunca con él?

―Te deseo suerte.

Llegamos a nuestros casilleros.

― ¿Te gustaría almorzar con nosotros hoy? ―preguntó.

Enamorándome de mi peor enemigo | EMPE #1 | Stiles StilinskiWhere stories live. Discover now