𝐀𝐟𝐭𝐞𝐫 𝐓𝐡𝐫𝐞𝐞: 𝑁𝑜𝑡𝑒 𝐹𝑜𝑟 𝐻𝑒𝑟

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 Y Anne tardó un rato en contestar esa simple pregunta. Su mente se había quedado en blanco un segundo, y luego explotó con un millón de ideas. La castaña las pasó, una por una, pero cada una le parecía más tonta que la otra.

 Exhaló profundo, resignándose a que tarde o temprano tenía que sacar la mierda.

 — Primero que todo, que no me habló en todo este tiempo. Ni siquiera se dignó a visitarme al hospital cuando estaba internada, él me dijo que estaba muy ocupado ¡Y eso lo entiendo, de verdad! Pero lo que no comprendo es el porqué no fue capaz de encontrar un pequeño hueco en su tan atareada agenda. Y además también dijo que su madre se opondría a nuestra relación, pero yo no quería una relación, necesitaba alguien que pudiera apoyarme en ese momento. Creí que lo había encontrado y que me comprendería... Pero me falló.

 Tomó un respiro, agotada de tanto hablar, y eso que faltaba mucho para terminar con la lista mental que había hecho. La Dra. Linda tomaba nota de todo, tratando de no perderse en esa cantidad de texto.

 — Y no solo me decepcioné con eso. Esa noche me pidió que confiara en él, lo hice y le pregunté si me creía todo eso de la maldición y la bruja, dijo que sí ¡Pero es un mentiroso!— tomó un cojín cercano a ella y lo abrazó, conteniendo las ganas de golpear algo o largarse a llorar—. No me creyó...

 — ¿Y hablaron sobre eso?— inquirió la rubia, curiosa.

 — Claro, no me iba a quedar con la ganas de saber. ¿Sabes qué me dijo?— la terapeuta negó, queriendo saber más—. Me dijo "Es un cuento, uno no llega a sheriff contando historias de fantasmas"— lo imitó, haciendo muecas de atontada.

 — ¿Dijiste sheriff?

 Entonces Anne palideció, reparando en que otra vez la había cagado con su honestidad e impulso de idiotez. Echó la cabeza para atrás, frustrada consigo misma.

 — ¿Esto queda confidencial, verdad?— la doctora asintió, tranquilizando un poco a su paciente—. Bien, sí. El protagonista de esto es el sheriff Goode, el rey de Sunnyvale y mi efímero amor de verano de la juventud— dijo sarcástica.

 — Tantas sorpresas en un día... Tenía entendido que el sheriff era gay.

 La castaña la miró frunciendo el ceño, confundida por aquel comentario.

 — ¿Cómo?— no pudo evitar soltar.

 — Bueno, ya sabes. Un hombre tan guapo, centrado y con un buen trabajo pero sin novia o esposa... Las personas hablan— contó con suavidad.

 La mujer seguía observándola, esta vez impactada.

 Lo pensó y su cerebro hizo cortocircuito, recordando las palabras que intercambiaron, los coqueteos por parte de ella y las reacciones del hombre.

 ¿Podía ser...?

 — ¡Oh, mierda!— gritó, agarrándose la cabeza. La terapeuta se sobresaltó—. ¿Qué hice? ¡Actué como pendeja!

 Seguramente lo hizo sentir incómodo y él le siguió la corriente para no hacerla sentir mal. Quizás no le quiso decir nada por miedo a su reacción. ¿Cómo no lo pensó antes?

 Podría no ser verdad, pero tan solo mencionarlo hizo que empezara a paniquear. La vergüenza le comenzó a carcomer la cabeza, como una lombriz hambrienta. Se abrazó las piernas y escondió su rostro.

 Escapar de Shadyside no sonaba mal, y si un autobús la arrollaba antes, muchísimo mejor entonces, podría irse por fin con San Pedro.

 — ¡Es solo un rumor!— la Dra. Linda trató, con desesperación, calmarla.

𝐋𝐎𝐒𝐈𝐍𝐆 𝐆𝐀𝐌𝐄 ⁞ 𝘕𝘪𝘤𝘬 𝘎𝘰𝘰𝘥𝘦Where stories live. Discover now