"Outside" de Ellie Goulding y Calvin Harris suena en los interiores del auto que comienza a descapotarse alborotandome el cabello.

¡Joder!

Nisiquiera la oleada de viento me baja la adrenalina descomunal que corroe a mi sistema. No me despeino, el fijador hizo magia en mi cabello y el maquillaje casi nocturno me ayuda. Es un requisito cuando se es capitana de una escuadra, el arreglarte como si fueras parte del Meet Gala. Con el uniforme entallado, la falda corta, el top mangas largas y los zapatos deportivos blancos.

Henry acelera cuando la misma canción estalla con el volumen hasta arriba. Estamos en carretera libre, el peligro ni se mide ante tanta sensación.
El motor ruge con fuerza con mi profesor manejando de una manera tan... sexy.

Sonriente de vez en cuando, con la mano dominante sobre el volante y la otra apoyada de la puerta. Reparo en el atuendo, no usa un traje de aquellos tan pulcros y elegantes como los que suele utilizar. Esta vez viste de civil.
Completamente de negro, con una camisa de mangas largas al estilo suéter, vaqueros negros y botas de cuero. En su muñeca izquierda luce un Audemars Piguet de oro puro.

Quizás soy la única loca que se marea con el solo hecho de que los hombres se peinen el cabello hacia atrás con los dedos. Una simple acción que me deja embelesada, las hebras color chocolate han comenzado a crecer dándole un toque sofisticado y varonil cuando algunos mechones rebeldes caen por su frente. Me encanta la barba que cada vez es más notoria, el que sea tan... joder, nisiquiera podría comenzar a describirlo.

Mucho menos describir a Niall.

Porque estos hombres son como el maldito vino. Treinta y tantos años y ni así dejan de verse tan jodidamente sensuales y jóvenes en realidad.

—¿Admirando la belleza natural? —murmura sacandome de mis cavilaciones.

—Claro que si. —no miento—, ¿Qué se ha hecho hoy, profesor? —el aroma delicioso de su loción me envuelve—, luce más guapo que de costumbre. 

Henry sonríe atrapando su labio inferior entre sus dientes con la mirada puesta al frente.

—¿Luzco guapo, entonces? —contesta con fingida arrogancia.

—Delicioso... —suelta una risita.

—¿Ah si?

—Ujum... —continúo acariciandole el sedoso cabello.

—Usted no se queda atrás, señorita. —cambia de mano depositando la derecha sobre mi pierna descubierta. Mis sentidos se ponen en alerta y de inmediato reaccionando queriendo apretar los muslos cuando la gran mano comienza a subir.

—Conduce, profesor... —trato de decirle cuando comienza a jugar con el elástico del pequeño short que me cubre.

—¿Y...? —me mira de reojo y me guiña un ojo continuando con la tarea. —no despega la mirada de la carretera logrando meter los dedos en el interior de la tela y mi braga. Inconscientemente abro las piernas dándole un mejor acceso. Nisiquiera me está mirando u observando lo que hace con esos mágicos dedos pero logra ir en contra de mi naturaleza mojandome en cuestión de segundos.

Juega con los pliegues de mi empapado sexo sin tocar directamente el punto más dulce, hasta que no lo soporto y yo misma guío su mano con la mía puesta sobre la suya. Me recuesto sobre el respaldo, gimiendo ante los fantásticos movimientos y la estimulación que me proporciona la palma de su mano cuando introduce dos dedos en mi interior. Ejerzo presión sobre sus nudillos y mueve la palma en círculos d
brindandome el placer que mi cuerpo tanto anhelaba.

𝐃𝐀𝐃𝐃𝐘 #𝟏 |njh| © Where stories live. Discover now