Me hiciste sufrir con tu libro, te hago sufrir con una película.

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—Por decir —Me encogí de hombros, pero por dentro estaba aguantando la risa. Y el dolor por Josh, claro.

Jugueteé un rato con el cable de mis audífonos pensando en sí debería decir lo que quería decir.

—Estás muy linda —murmuré con el corazón acelerado.

—Gracias —respondió en el mismo tono, las mejillas se le habían sonrojado ligeramente—. Hoy tuve que hacer un esfuerzo para arreglarme. Almuerzo con la abuela —explica.

— ¿Era importante?

—Bastante. Ella es una vieja loca que cada mes está en una parte distinta del mundo, así que es muy raro que la veamos —dijo, y luego vio mi cara de confusión, así que añadió—: Mi hermano y yo.

¿Por qué yo no sabía que tenía un hermano?

Había fallado como acosadora.

Digo, como observadora.

— ¿Y no te gusta arreglarte? —pregunté, recordando que había dicho algo de hacer un esfuerzo.

—Me gusta estar arreglada, pero odio arreglarme. ¡Es mucho trabajo! —exclamó y yo me reí.

—Arreglarse es divertido.

—Me cansa —confiesa—. Tengo un montón de maquillaje en mi habitación que jamás uso ni usaré. No sé maquillarme.

—Yo sé. Podría enseñarte.

—Luego de que me atajes —dijo, divertida.

Tenía un plan.

El plan se llamaba..., bueno, no tenía nombre. Pero iba de que debía hacer que confiase en mí, luego hacerla mi amiga y luego... ya vería.

—Sobre eso... tengo que hacerte confiar en mí.

—Exacto —Asintió con la cabeza y le dio un sorbo a su vaso, supuse que de café. Siempre bebía café.

—Así que quiero invitarte a ver una película.

—Invítame un café, primero —bromea.

—Finge que ese te lo compré yo, luego te lo pago.

Eso la hizo soltar una carcajada.

—Vale, acepto tu propuesta. ¿Cuándo?

—Hoy.

— ¿Hoy?

—Sí, en mi casa. Detesto el cine.

En el cine hay muchas personas y mucho frío. En cambio, en mi casa podía estar cómoda, comer lo que quisiese y arroparme con una mantita. Mi televisor era de buen tamaño, así que no había problema.

A menos que ella no quisiese ir a mi casa, claro.

—Me parece buen plan —dijo, y casi suspiré de alivio—. Pero debes darme unos minutos para subir esto y cambiarme.

—Anda, yo me tengo que bañar, apesto, y arreglar un poco. Pero eh, yo escojo la película —dije, poniéndome de pie.

—Pero no acepto de terror —sentenció señalándome.

—Cero de terror, entonces.

Sonrió y me fui alejando de espaldas, luego me giré y empecé a trotar hacia mi edificio, pero ella gritó:

— ¡Espera! ¡¿Cómo se cuándo pueda ir?! —gritó, poniendo las manos alrededor de su boca como un megáfono.

— ¡Te escribo por Instagram!

Luego de eso, fui a mi apartamento, me di una ducha rápida y me puse una pijama decente, por decente me refiero a que no estuviese rota o manchada de algo. Acomodé las cosas en mi cuarto –lo habría hecho en la sala pero ahí no había televisor-, hice palomitas y puse más cojines y sábanas de las necesarias, para mayor comodidad. También encendí el aire acondicionado, así que todo era perfecto.

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