Reese Miller conoce los secretos de todos sus compañeros de instituto.
✉ Publicación: 7 de julio.
✉ Sinopsis extensa en el interior.
✉ Obra registrada en el Registro de la Propiedad Intelectual de España. No se permiten adaptaciones.
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—Le he dado muchas vueltas y lo de la cita no es una mala idea.
Alzo la mirada y le encuentro apoyado en la mesa, bastante cerca de mí. Hoy la biblioteca está llena, pues los exámenes trimestrales están muy cerca, así que procuro no hacer mucho ruido al contestarle.
—Mason, ¿qué estás diciendo?
—Piénsalo. Tú y yo bajo la luz de la luna.
—No tendría una cita contigo ni aunque me pagaran por hacerlo —susurro con enfado.
—¿Estás segura?
Entrecierro los ojos y asiento con convicción. Vuelvo a mirar el libro y le señalo el dibujo de la célula para continuar con mi explicación. No vuelve a insistir en el tema hasta que suena de nuevo el timbre para avisar de que se ha acabado el descanso. Se despide de mí con un beso en la mejilla y se marcha corriendo a hacer el examen.
Mientras camino hacia clase, me limpio la mejilla con la manga de la camiseta. Entonces me detengo al ver el buzón en el pasillo, al lado de la puerta de mi clase y no puedo evitar recordar todas aquellas notas. El conserje destruyó todas menos una, la que se encontró Mason en el baño. Sin embargo, ahora desearía tenerlas de nuevo en mi mano para volver a leerlas.
¿Quién será esa persona? Intento hacer memoria de todos mis compañeros. Los que viven con sus padres, con algún familiar, pero ¿con su primo? Solo se me viene a la mente Jeremy, lo cual es imposible. En cuanto a él... debería hablarle, pero no sé cómo empezar. ¿Qué le digo? ¿Que quería arruinar su cita? No, porque no es cierto.
Cierro los ojos con fuerza y cuando los abro Kai y Riley están frente a mí. Kai me coge de la mano y me lleva a clase mientras me cuenta lo que han estado haciendo el fin de semana juntos.
Cuando nos sentamos, Jeremy está detrás hablando con Adam Shallow, su compañero en el equipo. Me lanza una mirada fugaz y vuelve a centrarse en la conversación. En otras circunstancias me habría dicho algo o simplemente sonreído, pero está serio, así que imagino que no se le ha pasado el enfado.
«¿Nos vemos esta tarde? R.»
Tiro la nota hacia atrás para que caiga en su mesa, procurando que no me vea el profesor; pero pasan los minutos y no obtengo respuesta. Le escribo otra con algo parecido. Tampoco me responde.
El profesor nos divide en cuatro grupos y, por desgracia, no me toca con él.
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Tal y como me recomendaron mis padres, me dispongo a ir yo misma a hablar con Jeremy. Como me ha ignorado completamente, al acabar en la tienda voy a su casa.
La moto de Mason está en la entrada junto al coche. No me apetece verlos y que me pidan explicaciones así que camino hacia el lateral de la casa y empiezo a trepar por las enredaderas. No es la primera vez que entro por su ventana, pero ha llovido y está un poco resbaladizo.
