xvi. the kook party

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Rafe sonrió gustoso y apoyó sus manos en la cintura de Brina. La acercó a él, pero dejando una distancia considerada para que no se sintiese incómoda. Ella posó sus dos manos en su pecho y comenzaron a bailar la canción que sonaba de fondo.

En ese tiempo, JJ ya estaba entrando para dejarle el papel que le había dado John B para Sarah. Se colaría en la fiesta. Examinó la sala entera y localizó a Sarah entre toda esa gente. Estaba convencido de que su amigo tenía algo con la Kook.

Iba a acercarse cuando un brazo tiró de él, pillándole por sorpresa y asustándole.

—¡Tío, no te acerques así! —gruñó al ver a Pope, pero él rodeó sus brazos en su cuerpo—. Oh, muestra de afecto inesperada, doctor Spock. Pero yo también te quiero —le dio un beso en la mejilla.

—Me pone malo este rollo, en serio.

—¿Malo? No lo parece.

—Malo por dentro —su rostro de preocupación era notorio.

—Bueno, eso ya lo sabía.

—¿Shoupe te ha hecho eso?

—¿Esto? —se señaló su cara amorotonada—. No, fue mi padre, ya sabes, es un jab de derecha, cuando pega lo hace bien —lo dijo con naturalidad, como si no le afectase.

—Parece grave, tío.

—Nada que no haya pasado antes —sonrió débilmente.

—Lo siento, no tenías que cargar con la culpa, fue culpa mía.

—Qué va.

—Sí que lo es —subió el volumen.

—Cállate.

—La pagaste por mí.

—Calla.

—Le diré a la policía que...

—Cállate de una vez —le interrumpió, cogiéndole la cara—. Aprende a fiarte de los demás. John B y yo lo hemos planeado todo, vamos a forrarnos, Pope —sonrió y susurró—: Hemos vuelto al juego, vamos a por el oro.

—Creía que ese partido ya estaba perdido —comentó confundido.

—Pues hemos ido a la prórroga. Cuarto down, una yarda. Ahora vuelvo —comenzó a alejarse, dejando a Pope con preguntas—. ¡Luego te lo explico!

Pope se quedó aún más confuso, pero decidió ignorarlo y esperar a resolverlo más tarde.

JJ caminó hacia Sarah y trató de disimular mientras le entregaba el mensaje de parte de John B. Cuando se separó de ella para irse, vio una escena que le gustó bastante poco. Era Brina, bailando con Rafe mientras reían... Como si nada. Como si no le hubiese pegado, como si no hubiese tratado de matarle a puñetazos.

Se sintió traicionado, enfadado, con ganas de golpear a Rafe por tenerla entre sus brazos. Esto último no sabía por qué.

Y madre mía. Estaba preciosa, demasiado. Resaltaba entre todas las mujeres que había en la fiesta, para él solo estaba ella. Dejó de fijarse en Rafe cuando analizó cómo iba vestida. Y vaya curvas.

love takes two| jj maybanksWhere stories live. Discover now