vi. redfield

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   Jonh B aparcó la caravana en frente del faro que Brina sólo había visto a lo lejos. Tenía unas vistas bastante agradables. Ki se situó a su lado y rodeó sus hombros con su brazo.

—No es mucha cosa, pero es un lugar bonito de la isla.

—Me gusta. Es vintage —bromeó, y todos los pogues rieron ante su comentario.

—De acuerdo. Tú vas a hacer guardia por si nos pilla alguien —dijo señalando al rubio.

—Espera, ¿por qué yo?

—Porque tú no vienes.

—¿Por qué?

—JJ, hay variables pendientes e independientes y tú eres una independiente.

—Calla, calla, quiero que te calles —bramó.

—Ya está bien. Pope, te quedas con JJ —les separó Jonh B.

—Yo me quedo también... Por si acaso —sonrió la morena, sintiéndose una más del grupo.

—De acuerdo, si nos separamos nos encontraremos en la casa de JJ.

Brina, Pope y JJ asintieron y vieron como Ki y Jonh B se alejaban hacia el faro. La morena cogió una de las gomas de tela que tenía en su mano y la utilizó para recogerse su pelo en una media coleta, dejando la mayor cantidad de pelo suelto.

—Quiero redactar la memoria para mi beca y quiero reducir mis delitos al mínimo.

—¿Quieres callarte de una vez?

Brina rió y se apoyó sobre uno de los árboles que había. Miró directamente al mar, y el rubio se acercó hasta ella, apoyándose a su lado.

—Me gustaría saber el por qué de juntarte con pogues siendo una kook.

—Me caéis bien. Y ya sabéis lo de la burbuja. Si me junto con los idiotas de Rafe o Topper sería lo mismo.

—Rafe es un drogadicto. No te conviene juntarte con él.

—¿Sabes que la maría es droga, no? —bromeó Brina.

JJ rodó los ojos y Brina sonrió ampliamente. Mirando cómo las nubes pasaban por delante de ellos y Pope quejarse sobre su beca, pero ninguno de los dos estaba prestando atención.

—¿Le han dado una beca o algo? Parece preocupado —inquirió la joven.

—Sí... Es el cerebrito del grupo.

Unas sirenas se escucharon en el fondo y JJ se reincorporó del árbol, comprobando si era la policía.

—¡Oh, mierda! —exclamó una vez comprobó que era la policía.

Comenzó a correr hacia la caravana, y Brina y Pope le siguieron. Brina se sentó en el asiento del copiloto y el rubio comenzó a dar marcha, dirigiéndose hacia su casa, como Jonh B le había pedido. Se asomó por la ventana, sabiendo que había dejado tirados a Ki y Jonh B en el faro.

—Les hemos dejado tirados —les dijo.

—No podíamos quedarnos ahí —defendió JJ.

—¿Y si les han pillado?

—Ahora lo comprobaremos, les esperaremos en mi casa.

Brina asintió y continuó viendo como el paisaje se difuminaba en la ventana del coche. Sacó su móvil y marcó un número que había buscado en Internet.

—¿Qué haces? —preguntó Pope.

—Llamar a la comisaría para saber si les han pillado.

Los dos chicos asintieron y la chica comenzó a hablar con quien la había atendido. Los dos mientras hacían burla a su forma tan educada y fina de hablar, que no era muy casual entre ellos. Finalmente, colgó el teléfono y miró a ambos.

love takes two| jj maybanksWhere stories live. Discover now